El gobierno español cree que el momento actual es crucial para invertir en Latinoamérica, aunque es consciente de que “queda mucho por hacer” y que hay que coordinar esta tarea con el resto de naciones de la Unión Europea (UE).
Hasta 1996 la inversión española en la zona era levemente superior al 1% del Producto Interior Bruto y entre los años 1999 y 2000 despegó hasta alcanzar el 10%.