El jueves 13 de mayo a las 08h00 fui interceptado por un patrullero de la Comisión de Tránsito del Guayas, en las calles Manabí y Quito. ¿La razón? Por no tener las placas de mi vehículo.

Según los vigilantes, tenían la “orden superior” de aprehender a todo carro sin placas.

Yo les expliqué por qué razón no las tenía y les mostré el comprobante de pago bancario de la matrícula del año 2004, razón que no fue suficiente para ellos que se negaron a dejarme continuar mi recorrido, quedándose con mi vehículo que lo remolcaron al canchón de la CTG.

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En ese sitio el concesionario, a través de un abogado, realizó el canje de la matrícula pero, ¡oh, qué sorpresa!, el vigilante había cambiado –al ingresarlo al canchón– las características del carro, y cuando fueron a retirarlo con la orden del juez, como es lógico, esta no coincidía con los documentos originales, por lo que mi carro estuvo detenido durante seis días.

Finalmente (y como para caso de Ripley) no existían las placas que originaron la infracción, y además el parte del vigilante dice que yo dejé abandonado el vehículo.

Ojalá que esta abusiva forma de actuar contra civiles que estamos dentro de la ley, ya no siga sucediendo.

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Manuel Arturo Falquez Fuentes
Guayaquil