El presidente de EE.UU., George W. Bush, intenta conseguir en la cumbre del grupo de los ocho países más industrializados (G-8), que se inició ayer, apoyo a su amplio plan de reformas para Medio Oriente y lograr un acuerdo para impedir la proliferación de armas nucleares.

También busca resolver las agrias discrepancias que causaron tensión con varios países a raíz de la invasión de Iraq y espera que se perdone entre el 80% y 90% de la deuda iraquí, que alcanza los 120 mil millones de dólares, aunque Francia y Alemania se han mostrado opuestas.

Bush defiende ante sus homólogos de Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Rusia, su iniciativa por un Gran Medio Oriente y África del Norte.

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Este plan abarca reformas democráticas y económicas que afectarán una zona que va desde Mauritania a Pakistán, y con él los estadounidenses piensan retomar la iniciativa en la región, donde tienen problemas tanto en Iraq como con el conflicto israelí-palestino.

Pero esta iniciativa ya ha sido rechazada por el presidente egipcio Hosni Mubarak y por Arabia Saudita.

Abaratar envío de remesas
En otro aspecto, los dirigentes del G8, presentaron un proyecto piloto para recortar la mitad del costo del envío de las remesas de emigrantes, y EE.UU. hará un favor especial a los mexicanos al reducir estos gastos hasta en un 56%.

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Los gastos de envío de remesas alcanzan el 20% del monto enviado, destacó el  Banco Mundial (BM).

Las medidas tendrán un impacto significativo en América Latina, considerada el mayor mercado mundial de remesas, que alcanzan en el mundo la suma de 100.000 millones de dólares anuales.

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“Esto representa cerca del doble de la ayuda oficial al desarrollo dirigida a la gente de esos países”, subrayó un asesor de la consejera de Seguridad de Estados Unidos, Condolezza Rice.