En el mercado de entrevistas matinales, el buen vestir de los entrevistadores es un poderoso argumento de ventas. Para muestra, un botón: la publicidad del nuevo noticiario de Canal Uno. “Cuando uno tiene credibilidad, uno tiene a Andrés Carrión”, decía una voz en off, mientras en la pantalla se sucedían primeros planos del periodista acomodándose la impecable corbata color rosa. Parecía una propaganda de Pierre Cardin dirigida a ejecutivos en ascenso.

Canal Uno aprovechó la intensa jornada futbolística del domingo (cuatro partidos de eliminatorias sudamericanas) para promocionar su nueva contratación estelar. Pero no fue sino hasta mediado el primer tiempo del último partido que se anunció el plato fuerte del estreno: Carrión entrevista a León Febres-Cordero.

Una regla no escrita estipula que una entrevista con el Ingeniero ha de durar por lo menos treinta minutos, es decir, diez veces más de lo que tiene derecho a aspirar el común de los mortales. Esto es así aunque el susodicho, como ocurrió ayer, no haya dicho nada nuevo. En un vano intento por justificar esa media hora de micrófono, Carrión empezó explicando: “En este día complejo para el Ecuador, es fundamental conocer la opinión del Ingeniero”. ¡Vaya! ¿Quién no la conoce?

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“Don Andrés, usted y yo no siempre hemos coincidido”, dijo el invitado en algún momento del cordialísimo diálogo. Cierto es. Pero los tiempos de Ortel, el canal de televisión de Carrión que el entonces presidente Febres-Cordero impidió salir al aire, han quedado en el olvido. Hoy, Carrión busca a Febres-Cordero para el estreno de su nuevo espacio en la TV, de la misma manera que un nuevo magazine de variedades buscaría a Miss Ecuador para la portada de su número de lanzamiento. En el país del acomodo, el rating allana las diferencias. Y el público sigue preguntándose qué tiene que ver la credibilidad con las corbatas.