El papa Juan Pablo II, tenaz adversario  de la guerra en Iraq, reclamó ayer al presidente norteamericano, George  W. Bush, una “rápida normalización” en ese país y, aunque no pronunció la palabra “tortura” condenó los malos tratos a los prisioneros iraquíes.

“Es el deseo evidente de todos que esta situación se normalice lo más pronto posible, con la participación de la comunidad internacional y en particular de Naciones Unidas, con el fin de asegurar una rápida devolución de la soberanía a Iraq, en condiciones de seguridad para todo su pueblo”, dijo Juan Pablo II.

El Sumo Pontífice pidió además reanudar las negociaciones en Medio Oriente y “un diálogo sincero y determinado entre el gobierno israelí y la autoridad palestina”.
Pero no todo fueron críticas pues el Papa elogió la política de EE.UU. para la promoción de la vida y de la familia.

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Bush dirigió solo unas breves palabras al Papa, tras entregarle la Medalla de la Libertad, máximo honor de EE.UU. para civiles.

Editorialistas italianos criticaron la ausencia de discursos de Bush y dijeron que “vino a tomarse la consabida foto con Juan Pablo II para exhibirla a los 60 millones de electores católicos, antes de las elecciones del 2 de noviembre”.

La visita se realizó en medio de la protesta de decenas de miles de personas en Roma.

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Bush se reúne hoy con el presidente francés, Jacques Chirac, y mañana estará en Normandía, en los actos recordatorios por los 60 años del desembarco aliado en la II Guerra Mundial.

En Nueva York, EE.UU. presentó ayer a las Naciones Unidas una versión modificada de su proyecto de resolución sobre Iraq, que extiende el derecho de decidir y opinar de los iraquíes sobre la presencia de las tropas extranjeras, y precisar mejor la fecha de término –en diciembre del 2005– del mandato de esas fuerzas.

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Además, la Casa Blanca confirmó que el nuevo presidente iraquí, Ghazi Al Yawar, asistirá a la cumbre del G-8 (los siete  países más industrializados más Rusia) el próximo 9 de junio, para participar en la discusión sobre las reformas en Medio Oriente.

En Bagdad, cuatro soldados de EE.UU. murieron ayer por una explosión y en la ciudad santa de Nayaf el clérigo rebelde chiita Moqtada Al Sadr y las fuerzas estadounidenses acordaron retirar sus fuerzas.