Diez activistas de la organización ecologista Greenpeace estuvieron colgados ayer por más de cinco horas en las torres de la iglesia de la Sagrada Familia de Barcelona (noreste de España), para pedir una moratoria inmediata sobre la pesca de arrastre.

Según la policía, los miembros de Greenpeace decidieron bajarse de forma pacífica de las torres de la Sagrada Familia, obra del arquitecto español Antonio Gaudí. 

Con esta acción, llevada a cabo la víspera del Día Mundial del Medio Ambiente, los ecologistas pretendían detener la destrucción de los océanos. Los activistas desplegaron dos pancartas de 30 metros de largo –una en catalán y otra en inglés– en las torres de la fachada de la Gloria con el lema “Salvemos nuestros océanos”, y una tercera más pequeña en la que podía leerse “SOS océanos”, se puso en las dos torres.

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