Se nos viene dando a conocer por los medios de comunicación que han descubierto las torturas del ejército norteamericano cometidas contra los prisioneros de Iraq.

Es verdad que mucha de esa gente prisionera ha tenido participación en un gobierno y grupos  que se dice han fomentado el terrorismo, del cual Estados Unidos ha padecido; pero no existe ley que faculte a los que precisamente dicen actuar a nombre de esta, para cometer las barbaridades denunciadas.

Y ahí viene lo bueno que a ningún funcionario de ese país se le ha ocurrido criticar la cobertura periodística, acusándola de querer hacer daño a la institución armada o de estar defendiendo al terrorismo. Por el contrario, todos están de acuerdo que se recoja la información e investigue para que se aplique drástica sanción a los autores de las torturas, cualquiera que sea su rango, pues ellos son los que verdaderamente han hecho daño a su institución.

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Qué diferencia con nuestro país. Lo que pasó y está pasando en el caso Fybeca, que por descubrir las irregularidades del operativo se los ha señalado como defensores de la delincuencia, y en cambio al grupito de acusados se los ha considerado como la institución toda, y por eso ya están libres; mientras para las víctimas se les aleja más la posibilidad de que les hagan justicia.

Seguramente en Estados Unidos sí habrá sanción pronto, hasta para los más altos
oficiales y funcionarios que estén involucrados, aunque la prensa se dedique a otra cosa; acá, para que se sancione, solo dependerá de la insistencia de los ofendidos.

Ab. Susana Macías Estupiñán
Guayaquil