Tantas ilusiones se habría creado el pueblo ecuatoriano, tantas promesas incumplidas han derivado en postraciones lacerantes que preocupan enormemente, porque la gran mayoría de compatriotas deambula sobreviviendo entre actos de corrupción en todos los sectores y niveles de un país digno de mejor suerte.

Quienes han colaborado para esta crítica y desagradable situación nacional son trogloditas políticos que por sus crueldades y barbaridades en que asesoran medran desaforadamente por ubicarse en organismos del Estado (Registro Civil, Andinatel, Pacifictel, empresas eléctricas, Petroecuador y sus filiales, Banco Central, Contraloría, Procuraduría...).

Astutos que con el acostumbrado doble discurso logran prebendas; familiares y allegados que se creen infalibles; y ni qué decir de otros poderes donde no existe práctica de valores.

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Esta degradación social es consecuencia no solo de gobiernos débiles, timoratos, sino también de sabidos que encasillados como “salvadores” mienten infamemente, maquillan cifras, falsifican documentos, irrespetan normas legales, engañan descaradamente. De no corregirse de manera inmediata eso, conduciría a una disolución social de terribles consecuencias.

Prof. Fernando Lindao Tierra
Guayaquil