El clásico sudamericano cierra hoy (19h45) la 6ª fecha de las eliminatorias.

El partido entre las selecciones Brasil y Argentina,  por la sexta fecha de las eliminatorias mundialistas sudamericanas, marcará el  retorno de los astros Ronaldo el Fenómeno y el gaucho Juanpi Sorín a la casa donde  tantas veces fueron ovacionados, el gigantesco estadio Mineirao de Belo Horizonte.

En el césped del Mineirao, hace diez años un joven delgado y desgarbado, con  enormes “dientes como de conejo”, vistiendo la camiseta azul del club Cruzeiro y conocido  solo como Ronaldo Nazario, comenzó una de las más sensacionales carreras  del fútbol contemporáneo.

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En el año 1994, cuando solo tenía 18 años recién cumplidos, Ronaldo anotó 49 goles en 50 partidos con la camiseta del Cruzeiro, convenciendo al  entonces entrenador de la selección brasileña Carlos Alberto Parreira, a  convocarlo para la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994.

“Hace mucho que no juego en el Mineirao. Va a ser una emoción muy fuerte”,  dijo recientemente el ahora llamado Fenómeno. En efecto, hace mucho tiempo: su último encuentro en el estadio fue una victoria de Cruzeiro sobre Botafogo,  por el Campeonato Brasileño de Fútbol de 1994.

Una década más tarde, Ronaldo es un ídolo de alcance mundial y una pieza  inamovible en la selección brasileña, nuevamente bajo la conducción de  Parreira. En la ciudad de Belo Horizonte, Ronaldo aún tiene numerosos amigos de  juventud, una multitud de admiradores y no pocas ex novias de adolescencia.

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Sorín pasó por allí
El zaguero argentino Sorín llegó casi tímidamente a Cruzeiro en la temporada 2000,  y rápidamente se convirtió en  figura fundamental del equipo. En poco más de  dos meses ya salía a la cancha con el brazalete de capitán, con la autoridad de  un ídolo de los hinchas cruzeirenses.

En el 2002, Cruzeiro vendió a Sorín a Europa, pero el partido de despedida  del argentino fue una fecha inolvidable.

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“Guardo ese día como uno de los más lindos de mi vida. Los aplausos del  estadio, el cariño de la gente. Fue un día perfecto”, expresó Sorín, para quien  “nunca nada me separará de la gente del Cruzeiro. Quiero que Argentina venza a  Brasil, pero nadie tiene dudas del cariño que siento por esa gente que me mostró su cariño en todo momento”.

La influencia del argentino entre los hinchas de Cruzeiro es de tal magnitud que un pequeño grupo de aficionados, ataviados con las camisetas  blanquicelestes, esperó a Argentina con un cartel en español:  “Gracias, Sorín”.

En torno al partido, ambos elencos llegan con ausencias importantes en sus  filas al primer clásico de la eliminatoria. El equipo argentino llega sin una pieza fundamental, el zaguero Roberto Ayala,  auténtico líder en el terreno que a su talento futbolístico le suma una notable influencia sobre toda la zaga, pero que no  estará a causa de una suspensión por tarjetas amarillas.

En contrapartida, Brasil perdió el lunes pasado al estelar atacante Ronaldinho, uno de los mejores jugadores del mundo en la actualidad, pero que ante una lesión muscular tuvo que ser excluido.

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Envalentonada por éxitos en recientes partidos amistosos, la selección  brasileña aún debe a los aficionados presentaciones convincentes en este proceso rumbo a Alemania, ya que acumula  dos victorias y tres empates. Invicta, pero aún sin convencer a nadie.

En tanto, la poderosa Argentina aparece al tope de las posiciones, con tres victorias y dos empates, pero tampoco  agradó a  los hinchas que no cesan de presionar al polémico Marcelo Bielsa,  caído en desgracia desde la humillante eliminación en la primera ronda de Corea-Japón.