Porque el cigarrillo mata, como lo ha establecido la ciencia y lo corroboran diariamente sus millones de víctimas.

Este año, el énfasis de la campaña contra el tabaco se lo puso en el costo económico que tiene el vicio del cigarrillo. Se le pide a cada fumador que calcule cuánto dinero gastará en su vicio durante los próximos 20 años, y que evalúe en qué podría emplear ese dinero para mejorar su propia calidad de vida y la de su familia.

Aunque la idea sea un excelente recurso pedagógico, hay que tomar en cuenta que nada le asegura a un fumador que vivirá veinte años más. Y se debe recordar que el costo económico del tabaco en realidad es muchísimo mayor, porque incluye todo lo que el Estado debe invertir anualmente para tratar de salvarle la vida a los adictos a esta droga mortal.

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En otros países ya se ha llegado a la conclusión de que ese costo deberían pagarlo los culpables, que se enriquecen con la salud de los seres humanos.

¿Demoraremos mucho en tomar una decisión similar en el Ecuador? ¿Qué opinan los organismos estatales que tienen a su cargo la salud y la defensa del consumidor?