La panameña Justine Passek y la mexicana Lupita Jones coinciden en que las últimas horas del Miss Universo son para las candidatas  las de mayor tensión.

Justin Passek vive los últimos días de las candidatas al certamen Miss Universo como si fueran los suyos. La panameña, que en el 2002 fue coronada como la mujer más bella del planeta,  conoce exactamente qué sienten las aspirantes al cetro en los momentos en que se acerca el día de la elección, y recuerda, en especial, los nervios y la presión.

Passek se sirve de esa experiencia y sus conocimientos para armar sus reportes periodísticos para el Canal 2 de Panamá, que le propuso cubrir el concurso. “Sé lo que las chicas están pasando y puedo dar un comentario un poco más original, ya que tengo la perspectiva de los que están ahí”.

Así, Passek vive su primera experiencia periodística, que se suma a todas las vivencias que le trajo ser nombrada Miss Universo 2002 después de que Oxana Fedorova, quien fue la ganadora del cetro en ese año, fuera destituida.

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Passek trabaja en la Cancillería de su país en promoción cultural y turística, y continúa su labor en la prevención del sida, en cooperación con fundaciones panameñas. Colabora, además, con el Departamento Nacional de Nutrición del gobierno de Panamá en la lucha contra el hambre en su país. Al igual que las aspirantes al cetro, desde que llegó a Ecuador la ex reina de belleza no ha dejado de firmar autógrafos y posar para las cámaras que la buscan pese a que en ocasiones prefiere pasar inadvertida.

Quien tampoco puede pasar de incógnito es la mexicana Lupita Jones, Miss Universo 1991. Su trabajo es incansable en la preparación de la actual representante de México, Rosalba Luna. Jones dirige la organización que anualmente organiza el concurso de en el país azteca.

Jones llegó al Ecuador el pasado 27 de mayo y su sitio de trabajo ha sido el hotel Marriott. A duras penas ha podido transitar por las calles de Quito y ansía, cuando termine el certamen, visitar la Mitad del Mundo para conocer el sitio por donde pasa la línea ecuatorial. “Los últimos días son de mucho estrés y presión por los ensayos. Todo tiene que salir perfecto”, asegura.

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Jones es la única mexicana en haber sido elegida Miss Universo. Del día en que ganó dice: “Desde temprano nos llevaron al teatro para ensayar con el vestuario. Por la tarde nos enclaustramos para empezar a arreglarnos. Son momentos difíciles”, indica.

Jones destaca el contraste que existe entre las primeras semanas del concurso, cuando las candidatas comparten con la gente y conocen el país sede del torneo. En los últimos días, las aspirantes permanecen en un teatro, que es generalmente un lugar oscuro, anota.

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Cuando los visitantes del Marriott la reconocen, detrás de unas gafas, Jones accede a posar con todas las personas que la requieran. Al preguntarle sobre las candidatas más opcionadas al cetro, la ex Miss Universo responde, lacónica, que todo lo que se diga antes de la elección son especulaciones. “En ese día habrá muchas sorpresas, no lo duden”, afirma.

ENTREMISSES
Santiago Gangotena,
canciller de la Universidad de San Francisco, ofreció dos becas para estudiar en ese centro académico a todas las candidatas a Miss Universo.

Los directores de los certámenes de belleza agradecieron el gesto de Gangotena y aseguraron que si las candidatas no utilizan las becas, ciudadanos en sus respectivos países podrían estar interesados.

En el centro de exposiciones Cemexpo, escenario de la elección final, la organización Miss Universo adecuó una sala para el jurado, en el Business Center de ese recinto. El lugar tiene una lujosa decoración, elaborada por Adriana Hoyos.
Allí, los jueces pueden descansar y degustar pasabocas, vino y champaña.

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Miss Turks y Caicos, Shamara Ariza, bajó ayer al lobby del Marriott para saludar a su mamá, quien llegó al país para acompañarla en el certamen. La candidata corrió  por el vestíbulo del hotel para abrazar, con emoción, a su progenitora.

Las personas que asesoran a Miss Egipto, Heba El Sissy, manifestaron su desconcierto porque para la entrevista con los jurados asignaron a la candidata un intérprete libanés cuyas traducciones, al parecer, no fueron exactas.

Según comentan, mientras El Sissy se extendía en sus respuestas, las traducciones del libanés al jurado fueron muy cortas.

A decir de los expertos en certámenes de belleza, una aspirante puede saber si tiene posibilidades de quedar entre las quince semifinalistas. Todo depende de las preguntas de los jueces en la entrevista personal.

Si el jurado hace énfasis en sus planes futuros y disponibilidad para cambiar de vida, además del interés de la postulante en labores sociales, la candidata podría ser semifinalista.