En medio de repugnantes noticias como las torturas en Iraq, los “viajes de trabajo” usando aviones para otros menesteres, vía crucis de las viudas de Fybeca; surgen historias de valor y amor como la de Fausto Quinde, formidable atleta cuencano, y su madre Luz María Vizcaíno, que deberían servirnos de inspiración a los ecuatorianos.
Ojalá los medios de comunicación que difunden basura de talk show llenen sus espacios de reconfortantes historias como las de Fausto, que venciendo una encefalitis y sin permitir que una silla de ruedas encadene sus sueños, cumplió un formidable papel en el mundial de marcha.
Nelio E. Aguilar C.
Guayaquil