Tenían las planillas de energía eléctrica en sus manos y las bamboleaban al pie de la Empresa Eléctrica de Guayaquil, ubicada en la ciudadela La Garzota.

Eran los moradores de sectores populares de Guayaquil como la isla Trinitaria, Guasmo, Prosperina, suburbio y las cooperativas Juan Montalvo y La Laguna, que protestaban por los altos valores que deben cancelar por el servicio.

La Empresa Eléctrica de Guayaquil propone una solución en los casos que se compruebe que el cliente no tiene suficientes recursos económicos para cancelar aquellos valores.

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La opción es prorratear la deuda acumulada durante los meses en los que no llegó la planilla a los hogares asentados en sectores populares.

“Al valor mensual que salga por el consumo se le aumentará el 10% de esa misma cantidad durante el tiempo que sea necesario para que aquella deuda se cancele”, manifestó Luis Gómez, asesor del administrador temporal de la Empresa Eléctrica de Guayaquil (EEG), Leonardo Bohrer.

El atendió ayer a los dirigentes de tres organizaciones barriales que con un grupo de moradores de aquellos barrios protestaron con sus planillas al pie de la EEG.

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Los sectores donde se aplicará este nuevo mecanismo de pago son: Pascuales, Bastión Popular, Francisco Jácome, Flor de Bastión, Colinas de la Flor, Mapasingue, Prosperina, Vergeles, Guasmo, isla Trinitaria, suburbio oeste, entre otros.

Desde el 7 de junio próximo se comenzarán a firmar los convenios con las familias que tienen este problema.

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“Claro que habrá un análisis de las condiciones socioeconómicas de las personas para determinar si realmente no pueden cancelar aquellos valores”, acotó Gómez.

“Yo pagaba mensualmente una planilla de 27 dólares, pero ahora no sé de dónde salió esta cantidad”, dijo Inés Guachi, una moradora de la cooperativa Isidro Ayora, ubicada  en el Batallón del Suburbio, en el sur de la ciudad.

La planilla del mes de mayo detalla una deuda que asciende a 516 dólares.

“Yo lavo ropa ajena y no tengo para pagar ese valor”, manifestó Guachi.

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“A mí me sale 400 dólares con la deuda pendiente. Venimos a pedir soluciones”, expresó María Encalada quien vive en la Prosperina.