Intensas lluvias amenazaban nuevamente este sábado la frontera sur entre Haití y la República Dominicana, al tiempo que las cuadrillas de rescate se apresuraban a recuperar cadáveres en descomposición y a prestar ayuda a sobrevivientes aislados desde que comenzaron las vastas inundaciones de esta semana. 
 
Se teme que las aguas suban en la zona, al igual que la cifra del total de 1.000 muertos, en lo que se ha considerado como uno de los peores desastres naturales que ha afectado al Caribe, según el secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria. 
 
Soldados chilenos, canadienses y estadounidenses llevaron en sus helicópteros comestibles, medicinas, carpas y cuadrillas de rescate a las zonas más afectadas de Haití, entre ellas las poblaciones de Mapoy y Fond Verrettes. 
 
La Cruz Roja haitiana dijo que 70 cadáveres fueron recuperados de las aguas el viernes en Mapou, y que buscaban más víctimas. 
 
Las cuadrillas de rescate entregaron arroz, frijoles y agua potable a los sobrevivientes, quienes dijeron que al parecer fueron los niños los que han sufrido las mayores pérdidas de las inundaciones y los deslaves que sumergieron la mitad de la localidad agrícola de Mapou. 
 
Los equipos médicos trataron a sobrevivientes que padecían fracturas de sus extremidades y heridas ocasionadas por las planchas de aluminio que se desprendieron de las casas al caer los poderosos torrentes del lunes, tras tres días de intensas lluvias. 
 
La Cruz Roja estableció una clínica operada por dos médicos cubanos. 
 
Pero las cuadrillas de emergencia trabajaban contrarreloj entre advertencias de una posible epidemia por contaminación del agua si no se recuperan rápidamente los cadáveres arrastrados por las aguas en el centro-sur de la isla de La Española. 
 
Es algo horrible, dijo Sheyla Biamby, del Servicio Católico de Ayuda de Estados Unidos.   Se encuentran cadáveres en los lugares más inusitados e inalcanzables -hasta colgados en las copas de los árboles-. 
 
Unas 1.300 viviendas de Mapou -alrededor de la mitad del pueblo -han sido destruidas y nadie sabe a ciencia cierta cuántos cadáveres continúan sumergidos, agregó Biamby. 
 
Un grupo de médicos dominicanos advirtió que muchos cadáveres de la zona de Jimaní fueron sepultados en fosas comunes de escasa profundidad, que carecían de plásticos protectores. 
 
La contaminación comienza a sentirse ya, dijo el viernes el especialista en salud pública Luis Roa a una estación de radio. Más tarde o más temprano tendremos que volver a sepultarlos. 
 
Funcionarios dominicanos dijeron que rociarían desinfectante el sábado con aviones fumigadores para impedir la propagación de enfermedades.