Días atrás leí un artículo sobre alguien que había sido víctima de un robo con un sistema que utilizan los pillos mediante el cajero, para desvalijar todos los valores de las cuentas. Pese a tener conocimiento de esto, justamente el mismo día yo también caí, cuando fui al cajero del Banco Bolivariano de la gasolinera Shell, de la ciudadela Kennedy.

La operación que realizan los asaltantes es tan eficiente para ellos, que es muy difícil darse cuenta si no se está plenamente consciente de su modus operandi.

El sistema de robo opera así: una persona se acerca a retirar plata del cajero, donde los pillos han preparado con una trampa la ranura donde se ingresa la tarjeta, lo que impide que esta ingrese y la retiene. Luego aparece una leyenda que dice que su tarjeta ha sido retenida por fallas técnicas y que se acerque después de dos días a la agencia más cercana para que se la devuelvan.

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La sorpresa es que después de acercarse al Banco, ya no hay fondos y esto ocasiona un grave perjuicio, si se toma en cuenta el proceso en cadena que genera, como son cheques protestados, por ejemplo. Ojalá que los delincuentes caigan, al igual que las instituciones financieras que no ponen la seguridad necesaria para evitar que sus clientes sean víctimas de fraudes.