En pleno siglo XXI nuestro sistema eléctrico nacional colapsa y paraliza constantemente al país con las consecuencias conocidas. Los sistemas eléctricos son susceptibles de interrupciones, pero lo bochornoso es que esas fallas tengan su raíz en la negligencia y falta de sentido en la aplicación de las políticas de inversión, desarrollo y mantenimiento de las instalaciones.

Se volvió costumbre que la conducción de los organismos del sector eléctrico se confíe a funcionarios sin experiencia. Hace poco, ante la prensa, con desparpajo, un funcionario admitía que estaba en el cargo como parte de la “cuota política”.

En el país existen buenos profesionales con experiencia en el sector eléctrico y se cuenta con una ley que garantiza la entrega de un servicio de buena calidad, desde la etapa de generación de energía hasta la distribución al consumidor final.

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Corresponde a los organismos de control que asuman la responsabilidad de administrar el sector de la energía eléctrica con capacidad.

Ing. John Orellana B.
Guayaquil