Eso se viene dando, desgraciadamente, desde hace mucho tiempo y se ha vuelto algo “normal”. Es hora de parar tanta desgracia o por lo menos aminorarlas.

Las autoridades de tránsito deben tomar medidas, como por ejemplo que en las terminales terrestres del país, chequeen que antes de abordar el vehículo de servicio público, el respectivo chofer se encuentre sobrio.

Medios de comunicación denunciaron la venta de licencias que se tramitaban en la ciudad de Cuenca y las entregaban en la terminal terrestre de Guayaquil; procedimiento que no está establecido en ninguna ley, en consecuencia, hay confabulación con ciertos funcionarios corruptos.

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Seguramente las personas que “compran” las licencias de conducir no están preparadas correctamente para manejar un carro y por lo tanto salen a matar a inocentes.

Los humanos estamos en constante peligro, no solamente por la delincuencia, sino por los que manejan en estado de embriaguez o sin estar preparados. Si las cosas continúan igual, seguirán las carreteras llenándose de sangre.

Ab. Humberto J. Echeverría M.
Guayaquil
   

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