Hasta hace unos meses, de su paso por las Fuerzas Armadas, lo que más enorgullecía al actual diputado gobiernista Renán Borbúa, era el hecho de haber “salvado la vida” del ex presidente León Febres-Cordero, cuando militares aliados al ex general Frank Vargas Pazzos lo secuestraron en la Base de Taura, el 16 de enero de 1987.

Borbúa era entonces el jefe de la seguridad inmediata del ex mandatario, y recuerda que cuando comenzaron los disparos, lo echó al piso y lo cubrió con su cuerpo. Eso le valió una condecoración de las FF.AA. y la gratitud de Febres-Cordero, según dijo Borbúa en repetidas ocasiones.

Dieciséis años después de ese episodio, Febres-Cordero y Borbúa comenzaron a compartir la calidad de diputados en medio de cercanías y coincidencias entre sus respectivos partidos (Social Cristiano y Sociedad Patriótica).

Publicidad

Sin embargo, el 17 de febrero pasado, el diputado socialcristiano, León Febres-Cordero, dijo que el presidente Lucio Gutiérrez debía separar de su entorno a Renán Borbúa y Napoleón Villa, primo y cuñado de Gutiérrez, porque dañaban la imagen del Gobierno.

El 25 de febrero, Borbúa respondió que “habría que preguntarle a Febres-Cordero por qué dice eso. Yo creo que no le hago daño a nadie”.

Diputados socialcristianos indicaron entonces que el PSC encargó un sondeo de opinión, que determinó que Villa y Borbúa hacían daño a la imagen del Gobierno, mientras que Gilmar Gutiérrez (diputado y hermano del Presidente), era el de mejor aceptación ante la ciudadanía.

Publicidad

Fue casi dos meses después, el 13 de abril, el mismo día en que el ministro de Energía, Carlos Arboleda renunció, que Borbúa arremetió y dijo que “alrededor de Febres-Cordero existen personajes oscuros”, como Xavier Neira y el yerno de Febres-Cordero, Miguel Orellana, a quienes acusó de manejar “jugosos” contratos con empresas del Estado.

Borbúa también acusó al PSC de presionar al Presidente con la salida de Arboleda.

Publicidad

En medio de acusaciones mutuas ante el Comité de Excusas del Congreso, las diferencias entre Borbúa y Febres-Cordero llegaron más lejos, cuando el martes pasado, se agredieron verbal y físicamente.

Colaboradores cercanos a Borbúa dicen que el origen de la pelea es el celo político de los socialcristianos que no quieren que Borbúa crezca políticamente en Guayas.

El director nacional del PSC, Pascual del Cioppo, indica que cuando Febres-Cordero dijo que Gutiérrez debía alejar a Borbúa de su entorno, lo hizo porque tenía información que detrás de algunas irregularidades en organismos del Estado, estaba el diputado gobiernista.

Luis Villacís, diputado del MPD, apunta al “mal reparto”. El problema, sostiene, es que Borbúa, siendo parte integrante del Gobierno, se ha visto marginado en una serie de prebendas con las que el Gobierno ha beneficiado a los socialcristianos.
Fue una cuestión de cálculo político, expresa el ex candidato presidencial León Roldós. “El PSC creyó que al marcar distancias con una persona cercana al Gobierno como Borbúa, y cuestionarla, Gutiérrez (Lucio) iba a privilegiar la relación de cogobernabilidad con ese partido, que así como sacaron a Arboleda, podían sacar a Borbúa, pero este les salió respondón”, manifiesta.

Publicidad

Anota que hay “un fastidio” adicional que se debe a un problema de clase. “Borbúa, para los socialcristianos siempre había sido una especie de edecán, un hombre de enlace de seguridad y de repente se presenta de igual a igual. No sucedió eso con Gilmar Gutiérrez, quien de alguna manera era extraño y distinto en esa relación de dependencia”.