¿En nuestro país hay orden? ¿Hay subordinación, es decir, se respeta a las autoridades y sus dictámenes? ¡No!, o en parte, según los casos.

Sin orden, queda el caos, lo establecido no se cumple (ni la Constitución, ni la democracia, ni el respeto a la vida, al desarrollo...).

La disciplina tiene implícito el castigo a los infractores, con la intención de enseñarles que obraron mal y no lo vuelvan a hacer. Pero, ¿aquí se castiga a todos los infractores? La respuesta es la misma a la pregunta anterior.

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¿Y quiénes son los infractores? Los que mantienen el desorden, no promueven el castigo, los que tienen poder económico y social. El problema es que los disciplinados no tienen el poder central, pero cada uno de nosotros puede contribuir desenmascarando a empleados o autoridades corruptos y ver que se los castigue. Se puede hacer el gran cambio, tenemos que romper el caos basándonos en la disciplina.

John Ramírez Ronquillo
Guayaquil