Los horarios del almuerzo escolar en los planteles del sector La Trinitaria varían. El menú también es distinto cada día. El lugar donde comen los pequeños no cambia, lo hacen en sus asientos o pupitres de madera en medio de los libros y del polvo que está en el ambiente resultado de la circulación de vehículos.

En la escuela fiscal Higinio Malabé Abad, el comité de madres de familia distribuye todas las mañanas las raciones de arroz, fréjol, sal, azúcar y las latas de carne o atún que una madre seleccionada por el grado respectivo cocinará para el día siguiente.

La preparación de los alimentos no se realiza en la escuela porque no recibió una de las cocinas de tres hornillas prometidas en la entrega oficial del almuerzo.

Publicidad

Su director, Bruno Buri Valle, mientras recorre por los grados vigilando la alimentación de sus alumnos expresa que el problema no es la cocina; sino la familia de los niños.

“Hay algunos menores que son huérfanos y viven solamente con la tía por lo que se preocupan poco por ellos”, recuerda.

En este plantel, los pequeños llevan su propio plato y cuchara. La maestra se encarga de repartirles la comida y en algunas ocasiones cuando hay suficiente jugo, repiten.

Publicidad

A Luz María Guyulema, una alumna del 6ºgrado de educación Básica, se le notaba en sus gestos y en su rapidez para comer, el gusto por el arroz con pollo.

Dice que a su madre no le ha tocado cocinar todavía. Pero, asegura que “cocinará muy bien para todos”.

Publicidad

Los productos se conservan en una bodega situada a unos 15 metros de la escuela, en la casa de una moradora del sector.

La escuela Héroes del Cenepa recibió el 24 de marzo pasado los ingredientes. La organización es similar a la anterior ya que el Comité de Madres reparte en las mañanas los productos y casi al medio día una madre acude a recogerlos.

En la escuela fiscal María Ribadeneira de Febres Cordero, los pequeños prefieren comer algo ligero como bolos o chicles a media mañana hasta que el reloj marque las 12h15, hora del almuerzo escolar.

José Humberto Ayoví, un pequeño trigueño y de cabellos ondulados, se siente contento con el servicio del Gobierno. Pero mucho más con el de las madres ya que hay días en que “ellas por su cuenta colocan ingredientes ricos como chorizo o pollo”.   

Publicidad