Al señalar el hambre como la mayor amenaza a la paz mundial, dirigentes latinoamericanos y africanos dijeron este miércoles, durante una conferencia del Banco Mundial, que los países ricos podrían hacer más por su seguridad con el combate a la pobreza que con las guerras. 
 
En lo que parece un comentario velado hacia Estados Unidos, sin mencionarlo directamente, los dirigentes pidieron a las naciones ricas combatir el terrorismo y la inestabilidad compartiendo sus riquezas, en lugar de recurrir a la intervención militar. 
 
El derecho más básico de la humanidad, dijo el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, es el de tener tres comidas al día.
 
"El hambre es de hecho la peor arma de destrucción masiva. Reclama millones de víctimas cada año. No habrá paz sin desarrollo y no habrá desarrollo sin justicia social", dijo Lula. 
 
El presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, expresó que ampliar el comercio mundial no ayudará a la paz   cuando las personas son pobres, tienen hambre e ira.
 
"La ira no cederá a intervenciones militares", dijo Mkapa. 
 
El encuentro de tres días del BM en Shanghai tiene como fin encontrar mecanismos para mejorar el uso de los pocos recursos empleados en la ayuda contra la pobreza, en un mundo donde unos 2.800 millones de personas sobreviven con menos de dos dólares al día. 
 
"Tenemos que determinar lo que está funcionando y lo que produce resultados", dijo Mkapa. 
 
Las naciones en desarrollo requieren de una mayor reducción de sus deudas, un mejor acceso a los mercados mundiales y una mayor participación en los recursos si se espera que el crecimiento económico beneficie a todos, agregó. 
 
Lula reiteró por su parte los exhortos de Brasil y otras naciones en desarrollo para que los países industrializados pongan fin a los subsidios agrícolas, que aseguró ponen a los productores de naciones pobres en una situación de desventaja. 
 
"No podemos permitir que las vacas reciban subsidios de dos dólares diarios cuando la mitad del mundo sobrevive con menos que eso", indicó.