Él se encarga de la coordinación de asuntos indígenas en la Curia de Coca y conoce muy bien a los huao. En una entrevista analiza las lecciones que dejó la matanza a los 26 taromenane, hace un año.

Pregunta: ¿Qué cambios provocaron aquellas muertes?
Respuesta: Solo cambiaron las palabras, las declaraciones, durante una o dos semanas después de las muertes. Los hechos y las medidas, que tanto indígenas, colonos y distintas instituciones quisieron tomar, no se llevaron a cabo.

Por ejemplo, la salida de los madereros de la zona duró algo así como un mes, luego regresaron. El Gobierno nunca delimitó el territorio intangible, zona dedicada a los tagaeri y ahora que se sabe a los taromenane. El turismo sigue. Creo que no ha cambiado nada y lo más lamentable es que al poquísimo tiempo todo volvió a ser igual.

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P: Pero ustedes, como Iglesia, también debieron contribuir al cambio. ¿Acaso no han hecho nada?
R: Nosotros hemos influido hasta donde se puede. Denunciamos la presencia de los madereros, que se decía eran una de las claves de la matanza. Hemos trabajado con familias, sobre todo con los hijos de los huaorani que estuvieron allá, para que de alguna manera puedan influir en sus padres y comunidades a que no vuelvan a cometer otra matanza. Creo que es todo lo que podemos hacer.

P: Dirigentes de la Onhae dicen que se está delimitando, que trabaja por los huaorani. ¿Es suficiente?
R: La Onhae es una entidad nueva, una muestra de que la política de clanes funciona. Es una institución creada por externos, que da respuestas a nosotros cuando vamos a preguntarles pero que no tiene influencia interna en los huaorani.

P: Los de Tigüino dicen que el perdón de los ancianos a los nueve atacantes a los taromenane estaba condicionado a que no se vuelva a cometer otro asesinato. ¿Es posible?
R: Me parece que no se ha trabajado lo suficiente. Fue un momento aislado de quienes hicieron ese pequeño juicio interno o trabajo concienciador. Eso se dio porque la Onhae no tenía poder. Hemos trabajado y vemos que los líderes influyen, entonces a través de ellos podía haber llegado la Onhae para decir que ya no busquen a los taromenane.

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P: Los huao dicen que respetarán a los taromenane.
R: Se sabe que han bajado varias veces a ese territorio y aquella expresión queda en entredicho. De todas maneras es mejor que no accedan porque les va a ir muy mal. Al momento, los taromenane están tranquilos, pero ahora quienes los busquen no van a regresar todos porque considero que están preparados. Resulta muy extraño que no ataquen, pese a la presencia de madereros muy cerca, pero no hay que confiarse.

P: ¿Hay más problemas en zona  huaorani?
R: Tratamos de conseguir un proceso de cedulación, porque ahora con el problema de Colombia (¿qué tienen que ver los huaorani con eso?) se les está molestando por la cédula. Pedimos al Registro Civil la cedulación y la entrega de partidas de nacimiento pero tampoco se hace.

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P: ¿Por qué?
R: Hemos recogido 104 casos de niños y jóvenes de una sola zona huaorani. Queremos que puedan tener acceso a los beneficios del Estado, que vayan a la escuela, se gradúen.