El representante de la ONU asegura que en Ecuador, el Ejecutivo es el eslabón más débil del Estado.

René Mauricio Valdés, coordinador residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ecuador, asegura que en América Latina hay un marcado malestar entre los ciudadanos por la falta de respuestas de los sistemas políticos a sus problemas.

Lo dice basado en el informe sobre ‘La Democracia en América Latina’, que presentó el 21 de abril pasado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), al que califica como “un campanazo” para la región.
Valdés sostiene que en Ecuador, como en otros países, pero más en esta nación, hay una debilidad crónica del poder Ejecutivo que se refleja en los ciclos de presidentes tras presidentes que no concluyen su periodo.

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Pregunta: Según el informe La democracia en la región, el poder real lo ejercen “los poderes fácticos” porque las instituciones políticas y los partidos no representan los intereses de la sociedad ¿por qué ocurre esto?
Respuesta:  El informe cubre toda América Latina, menos el Caribe y Cuba. Y esa conclusión es el resultado de entrevistas a 261 líderes cuando se les pregunta quiénes inciden en la toma de decisiones en sus países. Sienten que todas no se toman dentro de las instituciones políticas de cada país, sino que están sujetas a muchas influencias, no necesariamente malas. Entre esos poderes se menciona a los medios, porque lo que aparece en ellos importa mucho. Se menciona a otros poderes fácticos como grupos financieros.

P: Pero ¿por qué hay esa percepción?
R: El informe trata de subrayar una debilidad en las instituciones políticas de la democracia. La democracia electoral ha progresado mucho, lo que no significa que está consolidada (el régimen de elecciones, tribunales electorales, participación ciudadana en elecciones limpias). Una encuesta a 18 mil ciudadanos en América Latina refleja un buen porcentaje de gente con malestar bastante importante con los sistemas políticos.

P: El informe dice que la población preferiría regímenes autoritarios a democráticos si estos les resuelven sus problemas ¿qué significa eso?
R: Así es, si me dicen que me van a resolver los problemas está bien. Esa es la principal preocupación porque lo que proponemos es que la solución debe ser dentro de la democracia y no caer en regímenes autoritarios. El informe en cierto sentido es un campanazo, de ¡ojo, ya hemos estado hablando mucho de eso! Ya ha pasado antes en la historia del mundo, la democracia se da por olas, en los 20 o 30, y otra durante la Segunda Guerra Mundial, y otra que comienza en el 77. Lo que ha pasado en la historia siempre es que después de estas oleadas de democracia se ha dado una especie de contraoleada.

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P: ¿Es un campanazo para América Latina de que estamos entrando en una época de regímenes autoritarios?
R: No, todavía tenemos democracias electorales, con gobiernos relativamente débiles, donde estamos teniendo problemas. No autoritarios, más bien débiles. El problema es que esa situación da origen a que los ciudadanos prefieran un poco de mano dura con tal que les resuelvan los problemas. Eso ya ha pasado y los síntomas son preocupantes.

P: El actual presidente de Ecuador, coronel Lucio Gutiérrez, se vendió en la campaña como un líder diferente, no tradicional, no partidista, pero en la práctica ha ocurrido lo contrario ¿es también para Ecuador un campanazo esa desesperanza ciudadana?
R: Un periodista comentaba en una columna que la duración promedio de un presidente en toda la vida independiente del Ecuador ha sido de un año y medio. Tratamos como ONU de no opinar ni interferir sobre la situación política coyuntural, lo nuestro es tratar de ser más institucionales. Observamos particularmente en el Ecuador una debilidad institucional del Estado central y no solo del Ejecutivo, en la historia del país aparece como el eslabón más débil. Me refiero al poder Judicial, a los órganos de control del Estado (Contraloría, Procuraduría), Parlamento y a los tribunales electorales.

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P: Muchos políticos están conscientes de eso, pero ¿por qué sigue ocurriendo?
R: Cada país es un caso especial, tiene su propia historia, como ONU no nos sentimos capaces de decir qué es lo que tiene que hacer cada país. Pero en el informe general sobre democracia sí proponemos lo que se tiene que trabajar.

P: ¿Por ejemplo?
R: Entre los años 80 y 90 el consenso de Washington, que dominó las políticas económicas de los países del área, tuvo una visión que buscaba reducir mucho el rol del Estado y abrir ampliamente la participación a las fuerzas del mercado. Pero creemos que en cierto sentido se nos fue la mano. Llegamos a debilitar mucho el poder público central. Paralelamente llevó al desprestigio de la política y de los políticos, tanto que se volvió casi sinónimo de corrupto, clientelista. Hay dos temas clave hacia futuro. La nueva estatalidad, el nuevo rol del Estado, sin volver al pasado de excesos, y revalorizar la política, no solo con las palabras sino con las acciones de la gente.

P: ¿Cuál es la propuesta de la nueva estatalidad?
R: Hay que trabajarlo, no está acabado, aún no hay una lista específica porque cada país tiene su realidad.

“Cada país tiene su propia historia. Como ONU no nos sentimos capaces de decir qué es lo que tiene que hacer cada país. Pero en el informe sobre democracia sí proponemos lo que se tiene que trabajar”
RENÉ MAURICIO VALDÉS
COORDINADOR RESIDENTE DE LA ONU

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