Así se expresa la emoción guayaquileña el miércoles 5 de junio de 1822. Con este grito aparece el título de El Patriota de Guayaquil, primer periódico en el territorio del Ecuador en proceso de independencia, en que consta el parte del general Santa Cruz sobre el desarrollo de la batalla de Pichincha, que dice así: “Viva la Patria.- Excmo. Sor: El parte adjunto del Coronel Andrés Santa Cruz instruirá á V.E. de la brillante ocupación de Quito; esta jornada memorable excede á todo encarecimiento: Los amantes de la libertad, los americanos todos sabrán apreciarla, y sabrán también que unidos son incontrastables. Tiemblen los tiranos, que aún deliran formando allá en sus pechos tenebrosos y sangrientos, planes de destrucción contra estos países preciosos y tan favorecidos del Ser Supremo.- Dios guarde á V.E. muchos años, Guayaquil junio 5 de 1822 - Excmo. Sor. José de La Mar. Excmo. Sor. Presidente y Vocales de la Junta Superior de Gobierno”.

El sábado 8, bajo el epígrafe de ‘Victoria de Pichincha’ consta el extenso parte de Antonio José de Sucre que sobre el mismo tema presenta al Gobierno de Guayaquil: “Comunicación del Sr. Gral. Sucre al Superior Gobierno de esta Provincia: Excmo. Sr.: La victoria esperó ayer á la división libertadora con los laureles del triunfo sobre las faldas del Pichincha. El ejército español, que oprimía a estas provincias, ha sido completamente destruido en un combate encarnizado, sostenido por tres horas”.

En el mismo ejemplar de El Patriota de Guayaquil, la Junta Superior de Gobierno informa a la ciudadanía la ocupación de Quito: “El Gobierno se apresura á comunicar al público la plausible é importantísima noticia de haber entrado en Quito el 25 de mayo la división unida libertadora al mando del benemérito general Sucre (…) Guayaquileños este grande suceso es el sello de nuestra libertad, la consolidación de la independencia de la República de Colombia, un nuevo laurel para las armas del Perú, el presagio del triunfo que se prepara á la capital de los Incas sobre el resto de enemigos que profanan su suelo, y es en fin, el fruto de los esfuerzos y sacrificios de este Pueblo por su propia libertad y la de sus hermanos (…) Guayaquil Junio 2 de 1822.- Olmedo.- Ximena.- Roca.- Pablo Merino Secretario”.

¿Qué podemos leer y deducir de estos históricos fragmentos?
En primer lugar, la existencia de la zona costera del país, liderada por Guayaquil, desde donde la heroica lucha independentista alcanzó la libertad el 9 de Octubre de 1820 hasta culminarla totalmente en Quito el 24 de Mayo de 1822.

En segundo lugar, el reconocimiento por parte de Santa Cruz y Sucre, que en Guayaquil había un gobierno legalmente constituido, que como institución política rectora del proceso revolucionario, era imprescindible informarle sobre los hechos, puesto que de ella había dimanado la acción independentista, del más tarde territorio ecuatoriano.

Tercero, el regocijo del gobierno por haber cosechado “el fruto de los esfuerzos y sacrificios de este Pueblo (de Guayaquil) por su propia libertad y la de sus hermanos”, que presagia, además, el “triunfo que se prepara á la capital de los Incas sobre el resto de enemigos que profanan su suelo”.

Es decir: subraya no solo la constancia absoluta que el 9 de Octubre de 1820, como hecho de libertad, es la matriz y origen de la independencia ecuatoriana, y el 24 de mayo una de sus más importantes consecuencias, sino que exterioriza los anhelos y disposición guayaquileña por la emancipación del Perú.

Lo que omiten los textos de historia y algunos profesores olvidan enseñar a sus alumnos, es aquello que al comienzo del siglo XX hasta su primera mitad, todo escolar lo sabía: La elemental verdad que plantea que si hubo Pichincha es porque hubo 9 de Octubre. Por eso el significado real de “Guayaquil por la Patria” no es otra cosa que nuestra contribución generosa a la libertad de Quito.