Romántico. Elegante. Caballero, a cada mujer que le obsequió una rosa, le agradeció con un beso. Marco Antonio Solís llegó a lo más profundo del corazón con su voz, sus canciones y sus palabras.

Su primera vez en Ecuador será inolvidable para todos los románticos que le dieron la oportunidad de visitar Guayaquil. Así fue como él agradeció y eso fue lo que se vio en el coliseo Voltaire Paladines Polo, que casi se llenó con un público especial. Gente mayor, muchas de cabello cano, que lo recuerdan cuando comenzó con Los Bukis con temas como Tu cárcel, que cantó antes de decir “buenas noches”.

Al único concierto que ofreció en Ecuador, también fueron adultos enamorados. Muchos con parejas jóvenes, a quienes se acercaban más con cada canción del mexicano.

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Pero allí también estuvieron jóvenes que comenzaban a vivir y otros que incluso aún no nacían cuando él ya había compuesto Si no te hubieras ido. Ellos lo han llegado a conocer ahora, que otra vez retomó la fama con canciones como El peor de mis fracasos, con la que abrió el concierto, que comenzó a las 21h20 y terminó a las 23h05. Por eso le dio un abrazo especial a la juventud.

Todos sus temas se corearon. Más aún los que vienen sonando desde 1999, como Mi eterno amor secreto, que es uno de sus preferidos. ¿Por qué? Es un secreto que se llevó con él, porque este “enamorado del amor” no contó en Guayaquil nada de su vida sentimental. Solo refirió algo de Marisela, la cantante mexicana que hizo conocer sus éxitos en Ecuador, allá por los 80.

Pero Marco Antonio también dejó ver que es un experto con los timbales. Los tocó más de una vez y a la perfección. Cuando dejó de cantar al amor, al perdón, a la vida, bailó. Mostró que lo sabe hacer bien y con las baquetas en sus manos hizo vibrar los timbales al entonar Mi Najayita, con un ritmo especial de cumbia.

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Mientras descansaba, el Buki recogió decenas de flores y también se dio tiempo para remarcarle a sus fans que hay que enamorarse. Que el amor es todo en la vida, porque sin amor nada vale la pena. Y sus palabras llegaron al joven que lo fue a ver con su “pelada”, al adulto que andaba con su novia o esposa, al anciano que lo veía con su compañera de cabello plateado y también a los “amantes furtivos” que se abrazaban más cuando la oscuridad era su cómplice.

Y así mientras fueron sonando temas como Si te pudiera mentir, La pareja ideal, Dónde estará mi primavera, Necesito una compañera, Invéntame, O me voy o te vas, Tu amor o su desprecio, Si no te hubieras ido..., Solís también reconoció la belleza de Guayaquil, felicitó a Ecuador por ser la sede del concurso de belleza Miss Universo y alabó a Dios.

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El tiempo en que cantó acompañado del mariachi fue corto, pero emocionante. Más cuando sonó En mi viejo San Juan. En ese instante usó sombrero. Después entonó La venia bendita. Allí, sus admiradores, ya con algunas cervezas dentro, cantaron con más sentimiento. Él decía le faltan horas al día para seguirnos queriendo.../ Solo nuestras almas saben qué es lo que está sucediendo, y la gente lo seguía. Tal como lo acompañó cuando cantó dos veces Más que tu amigo, su éxito del momento.

Al final, cuando su voz estaba cansada, con un “gracias” partió, pero la gente quería más y él volvió gustoso. Navidad sin ti fue el tema con el que se despidió del Ecuador.