“Si te he visto, no me acuerdo”; me viene a la memoria este refrán para meditar sobre el viaje del Presidente ecuatoriano a España, y no porque haya ido a la boda real, sino más bien por el encuentro que ha tenido con los emigrantes, que se fueron por su propia voluntad, y quienes quieren volver.

Pero, ¿a qué?, ¿para qué? ¿Qué van a encontrar aquí en su tierra querida y linda, Ecuador, que tiene de todo, hasta petróleo? ¿A engrosar las filas de los más necesitados...?, porque trabajo no van encontrar. ¿O acaso quien los quiere traer les ha ofrecido trabajo seguro y rentable? ¿O quienes los van a traer -el Estado, nuevos comerciantes, nuevos empresarios- les tienen asegurado un trabajo fijo?
¿A qué van a venir?, ¿a engrosar las filas de los niños y jóvenes desnutridos, sin educación? ¡No, mil veces no! Que se queden donde están. Dios proveerá, y les llegará el día en que verán brillar la luz del poniente mucho mejor que acá.

Acá, esos negros nubrarrones se pronuncian cada día con más intensidad, y no por causa de la climatología, sino por la deficiente administración del Estado y por consiguiente, de la injusta distribución de la riqueza de esta tierra linda, que tiene de todo.
Dr. Ramón Arias Altamirano
Guayaquil