Salieron de casa a las tres de la mañana. Las ecuatorianas Gloria (30), Vanesa (23) y Laura (17) emprendieron el viaje por metro, desde la Glorieta de Bilbao hasta el sector de La Ópera. Su objetivo era mirar la boda real entre el heredero de la Corona española,  Felipe de Borbón, y la periodista Letizia Ortiz Rocasolano.

Laura llegó a Madrid hace cinco años y fue la que convenció a sus dos amigas de iniciar la aventura; lo hicieron cargadas con una bolsa llena de pan y un termo con café caliente para matar el hambre. También llevaron una cámara de fotos.

Son las 04h00. Llegan a Plaza de Oriente, en el lado derecho del Palacio Real. En el camino pasaron algunos controles policiales y en uno de ellos les incautaron el termo con café.

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Se quedan muy cerca de una pantalla gigante de televisión en donde se transmitió en directo la boda.

07h00. Se abren las puertas de la Plaza de la Armería, frente al Palacio Real. Las tres ecuatorianas forman parte del grupo que intenta ingresar al recinto que albergará a unas 5.000 personas para mirar de cerca el cortejo real.

Ahora son las 08h45.  Ingresan hasta la Plaza de la Armería. Pero el panorama que divisan tampoco es bueno. Antes de las 11h00, en una de las pantallas gigantes miran el arribo del presidente Lucio Gutiérrez con su esposa. Se entristecen cuando notan que los presentadores de las  cadenas de televisión no saben  quiénes son ellos.

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A las 11h30,   luego de ver a la novia llegar hasta la Catedral de la Almudena y aguantar la lluvia, deciden caminar hasta la Gran Vía. Se ubican en los bajos del Cine Imperial en espera del paso del coche con los flamantes esposos.

13h10. Un Rolls Royce de color negro, pasa por la Gran Vía. Son los novios. Laura consigue la primera foto de la tarde. Sonríe.
 
El reloj marca las 14h15. El sol vuelve a salir en Madrid. Las chompas y los sacos ahora van en la mano. Es hora de regresar a casa a descansar y a comer. A lo largo del recorrido que hicieron los príncipes de Asturias no se notaba tanto la presencia de  ecuatorianos. La razón: muchos compatriotas trabajan en el sector de la hostelería y los sábados son los más activos.

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William y Martha
La familia Guerrero Calderón sabía que el sábado 22 vendrían al centro de la ciudad para ver la boda real. La quiteña Martha Calderón (32) comenta que ella quería ver todo por televisión, pero que su esposo William insistió y que como sus hijas de 8 y 12 años también se lo pidieron, no tenía otra opción.  En la noche hice locro de acelga y arroz para ahora solo asar la carne a nuestro regreso, refiere.

Está con ellos una amiga, Pilar Sandoval, de 23 años, y que ya tiene dos años en la ciudad. Salieron de su casa, en San Fermín, a las 08h15, con dirección al Paseo del Prado, en la ruta de tránsito de los novios. Tras presenciar la cantidad de gente apostada  allí optaron por caminar hasta la Gran Vía.  “Pero allá, al igual que aquí no veré nada”, se lamenta Martha.

Otras vivencias
Cerca de la Plaza del Carmen, en el sector Puerta del Sol está un bar con el mismo nombre.  A la derecha, una barra y cinco taburetes esperan a los caminantes que ingresarán por  algunas de las variedades de desayuno que ofrecen, así como por alguna bebida.

En la barra atienden dos hombres que llevan camiseta de color amarillo y una mujer de unos 40 años arregla las mesas. Los tres son españoles.

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Al fondo del local, una televisión a color  capta la atención de las personas que están dentro, protegiéndose de la  lluvia que cae sobre Madrid. Son las 12h00, la misa de la boda ha transcurrido con normalidad y la gente espera el beso de los novios.

Desde la trastienda sale una mujer con un vestido verde y un delantal del mismo color –solo que más intenso–. Ha salido a mirar la televisión. Es la cocinera.

La mujer llegó a las 10h30 para iniciar su faena. No trabaja sola. Le ayuda Elisa Luzuriaga, una lojana que llegó hace cuatro años a Madrid.

Elisa quería ver la boda y estar en los alrededores de la Catedral de la Almudena, pero su jefe no le dio permiso. Era un día especial y todos los locales del centro de la ciudad esperan recibir más comensales que de costumbre. Se estimaba que más de un millón de personas acudiese al centro de la urbe y aunque la lluvia bajó la cantidad de turistas, los bares y restaurantes se prepararon para un día de mayor trabajo.

Elisa no quiso insistir ni poner en peligro su trabajo. Mirará las noticias con calma el día lunes o martes.

A las 12h12 se puede ver por televisión  el beso de Letizia Ortiz en la mejilla del Príncipe, que sella el momento de la paz.  La mujer de vestido verde vuelve a sus tareas luego de ver la escena. Elisa no puede ver la televisión ni tampoco puede encender un radio para enterarse del acontecimiento.

La señora que atiende las mesas coloca cubiertos sobre toallas de papel en espera de los comensales que pronto llegarán a la hora de la comida.

A las 12h40 los príncipes de Asturias firman el acta de matrimonio, mientras desde la cocina empiezan a salir los platos listos.

Alitas de pollo cocinadas en una salsa de color rojiza, tortillas de papas, costillas asadas, champiñones fritos son algunos de los manjares que se exhiben.