La virgen  de Atocha es protectora de la familia real desde 1643 por decisión  de Felipe IV. Además de que las reinas tomaron por costumbre regalarle algunas de sus  galas de novia, la familia real española conserva también la tradición de  presentar a los recién nacidos a la Virgen, representada por una imagen tallada  en madera policromada de 79 cm de altura que data de entre 1390 y 1420. (AFP)

Durante el recorrido  Letizia estuvo todo el tiempo muy pendiente de su vestido y sobre todo de la larga cola de 4,50 metros de largo con la que le ayudaban dos damas de  honor y bajo la cual llevaba, como manda la tradición, un lacito azul para la buena suerte. (AFP)

Al retorno el cortejo aceleró el ritmo mientras la novia se abanicaba  con gesto nervioso. A su llegada al Palacio Real, les esperaban gaitas y  tambores asturianos. (AFP)

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Mientras  transcurría el recorrido de Felipe y Letizia, los invitados se trasladaron al Palacio Real para degustar un aperitivo en compañía de los reyes. (AFP)

Los esposos sellaron la parte pública de su enlace con un  casto beso en la mejilla en el balcón central del edificio, que no se había abierto desde octubre de 1975, en uno de los últimos actos públicos del dictador Francisco Franco con el entonces príncipe de España, Juan Carlos. (AFP)

El príncipe Felipe quiso mostrar su felicidad tras casarse con Letizia Ortiz, y resaltó ante los asistentes las cualidades de su esposa y su compromiso mutuo de servicio a la Corona. “No puedo ni quiero esconderlo, imagino que salta a la vista: Soy un hombre feliz”, dijo. (REUTERS).

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El menú preparado para esta ocasión arrancó con una tartaleta hojaldrada de frutos de mar sobre fondo de verduras, regado con un Albariño, vino procedente de la región de Galicia. A continuación se sirvió un capón (pollo) de la provincia castellana de Palencia asado al tomillo con frutos secos, acompañado por un gran reserva de la región de La Rioja de 1994. El punto culminante llegó con el postre, una imponente tarta nupcial de dos metros de altura y 150 kilos de peso. (EFE)

El brindis estuvo a cargo del Rey de España, quien deseó ayer a los Príncipes de Asturias una vida “colmada de felicidad y entrega mutua”. Juan Carlos I, que presidió junto a su esposa el almuerzo celebrado tras el enlace, agradeció a todos los presentes que compartieran con su “familia la profunda emoción de este día”. En su discurso mostró su convencimiento de que a los recién casados les “anima la pasión de servir” a España y se dirigió a la Princesa de Asturias, a quien “recibimos –dijo– con los brazos abiertos y con el mayor cariño en el seno de nuestra familia”. (EFE)

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En la mesa  principal y en las más próximas se utilizó una antigua vajilla con filo azul y el escudo de la Corona española, copas de gala de “baccara” con filos dorados y la cubertería del rey Alfonso XIII, bisabuelo del novio. Para adornar el Patio del Príncipe, se emplearon diversos tapices históricos pertenecientes al Patrimonio español. (EFE)

Los tocados  y sombreros se convirtieron en verdaderos protagonistas, ya que desde la madre de la novia, que lucía una gran pamela roja adornada con un lazo, hasta representantes de la realeza o del mundo de la política y el deporte, se decidieron por estos complementos. (EFE).