Un niño de 12 años golpeado en la cabeza hasta morir y uno aún más pequeño, 2 años, enterrado vivo. Sus osamentas demuestran el sacrificio de la cultura Ychsma, que tuvo su apogeo entre los años 700 y 800.
Los huesos y cráneos se encontraron en el santuario de Pachacámac, en el sector sur de la capital peruana, informó esta semana el arqueólogo Carlos Farfán.
Los científicos descubrieron osamentas al excavar a unos dos metros y medio de profundidad en un cementerio en Pachacámac.
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Los trabajos establecieron que existe una superposición de tumbas que pertenecen a diversas épocas, señaló el arqueólogo.
La zona está casi intacta y los estudios permitirán conocer las costumbres de los que habitaron la costa central de lo que hoy es Perú.
Los entierros muestran huellas de traumatismos, explicó Lawrence Owens, arqueólogo de la Universidad de Londres que participa en las excavaciones.
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“Tenemos evidencias claras de por lo menos tres sacrificios humanos: el entierro vivo de un niño de 2 años, un hombre adulto que murió estrangulado y un niño de 12 cuyo cráneo muestra golpes mortales”, dijo.
En el lugar también se halló un cuchillo ceremonial de bronce, que posiblemente sirvió para los sacrificios.
Peter Eeckhout, de la Universidad Libre de Bruselas, quien encabeza el equipo de arqueólogos, anotó que recién se está empezando a descubrir el cementerio y que es muy probable que lo encontrado sea la parte superficial.
Los trabajos de excavación se realizan en la zona desde hace varios años. Recién la semana pasada se encontraron las osamentas.
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El equipo está trabajando en un espacio bastante pequeño en el cual han aparecido los restos de numerosos individuos con instrumentos de cerámica y que, al parecer, pertenecen a dos periodos casi juntos.
Ese sitio está intacto, pese a que en la época posterior a los incas el cementerio fue en parte trastocado, pues se construyó una calle para los peregrinos que llegaban a honrar el oráculo de Pachacámac, la deidad en la costa central peruana.