El domingo 2, a las 09h00, salí de mi domicilio en el norte de la ciudad, para llevar el carro a la lavadora.

A dos cuadras de mi casa, y en una calle larga, con curvas, donde no hay intersecciones ni semáforos, estaban dos cabos de la CTG (Comisión de Tránsito del Guayas) en motos, parece que solicitando documentos. Al presentarles los míos y ver ellos que todo estaba en regla, me dijeron que mi licencia de conducir era falsificada y  que tenían que llevarme detenida.

Hicieron una supuesta llamada por radio a la Dirección Nacional de Tránsito del Pichincha, donde supuestamente respondieron que el documento no tenía validez. Muy asustada, solicité ayuda a una amiga ecuatoriana quien llegó de inmediato. Al ver mi amiga que insistían en quererme llevar por infracción a la ley, les solicitó sus identificaciones (no las tenían visibles en sus bolsillos). Uno de ellos respondió su apellido, el otro solo abrió su boca para acusar a mi amiga de ignorante de la ley. Después de casi una hora de tensión, pues les manifesté que no me movería porque estaba convencida de la legalidad de mi documento, y después de amenazarme que traerían la grúa para remolcar mi carro, y ante la protesta de mi amiga, me devolvieron el documento, no sin antes hacerme sentir que me estaban haciendo un favor.

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Mi amiga me acompañó a la delegación de tránsito de la terminal terrestre donde pedimos nos hagan la verificación de mi documento, y se corroboró la legalidad. He conducido por tres años en todo Ecuador con ese documento emitido por la Dirección Nacional de Tránsito en Quito. Jamás ningún oficial nacional o provincial me mencionó que es falso; lo tramité haciendo cola e invirtiendo tiempo.

Creo que tengo derecho a denunciar este tipo de atropellos, pues tengo razones para amar este país, al sentirme desde hace mucho tiempo parte de él. Fácil habría sido callarlo e ignorarlo como muchos lo hacen, pero no es así como el sistema va a cambiar.

Anita Z. E. Verbaan
Guayaquil

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Hablamos mucho contra la corrupción y hacemos poco o nada para combatirla. ¿Qué está haciendo la Comisión de Tránsito del Guayas para cancelar definitivamente al personal que siempre está pidiendo coimas para evitar el proceso de pagar multa por infracción, o evitar prisión?

Hace unos días viajé en un transporte de Guayaquil a Salinas, el bus salió a tiempo de la terminal terrestre con unos  diez pasajeros, empezó a recorrer despacio para tomar pasajeros en todo el trayecto al salir de la ciudad.

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Se supone que está prohibido subir pasajeros al bus fuera de la terminal, y si lo hace le cae una multa; pero en la primera parada ilegal había un vigilante y el chofer siguió de largo sin parar. A pocas cuadras había otra parada ilegal con otro vigilante, y las cosas se arreglaron “por debajo”, subieron como ocho personas; así pasó en otras cuatro paradas ilegales y el bus se llenó.

El tiempo que transcurrió hasta la salida de Guayaquil fue más de 40 minutos algo que se pudo hacer en 20 minutos, pero en ese caso no hay “negocio” ni para el chofer y su ayudante, ni para ciertos vigilantes, ni para los usuarios que toman el bus en las paradas ilegales porque no tienen que gastar en transporte urbano hasta la terminal.

Otra anécdota es la matrícula del vehículo, hay que llevarlo para la revisión y debe tener extintor, botiquín, herramientas... Si hay tanta exigencia, ¿cómo la mayoría de autos, camiones y peor, buses, circulan libremente, a vista de vigilantes, sin mínimos requerimientos como buenos frenos, niveles de contaminación permitidos, luces y llantas en condiciones óptimas?...

Ing. Roberto Cruz Game
Salinas

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