Si el Congreso aprueba la reforma que restablece la devolución de los fondos de reserva cada tres años, se pondrán en riesgo los préstamos quirografarios, las cuentas individuales de los afiliados y las prestaciones de salud, explicaron funcionarios del área financiera del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), quienes no quisieron que su nombre sea revelado.

Los diputados analizarán, en la Comisión de Gestión Pública, la propuesta del legislador Antonio Posso, de Pachakutik, que reformaría la actual Ley de Seguridad Social.

La norma legal vigente impide que los fondos de reserva se devuelvan periódicamente; el afiliado puede acceder a ellos solamente cuando se ha jubilado, cuando ha cumplido 60 años o más o lo harán sus familiares, cuando muera.

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En el IESS los funcionarios defienden la acumulación de estos recursos porque tienen, advierten, una doble función: se convierten en una cesantía al final de la vida laboral del afiliado y respaldan los préstamos quirografarios.

Ricardo Ramírez, representante de los asegurados ante el Consejo Directivo, máxima instancia directiva del IESS, sostuvo ayer que es necesario esperar una posición oficial del Congreso sobre el tema.

Recordó que la Ley vigente establece que los afiliados de menos de 40 años ya no tienen derecho a una cesantía; si se les devuelve los fondos de reserva, dijo, no podrán reclamar una cesantía cuando se jubilen.

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“Hay que preguntarles a los diputados cómo se va a garantizar a esos afiliados que retiren sus fondos (de reserva) y se queden sin recursos cuando se jubilen”, insistió.

El delegado de los empleadores ante el Consejo, Bruno Frixone, mantiene la misma cautela frente a la propuesta.

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El proyecto, indicó, debe estudiarse con detenimiento, pues reformas parciales a la Ley pueden causar desequilibrios en el IESS, como un desfinanciamiento total en el seguro de salud. Mientras los directivos del IESS evalúan los efectos de la propuesta y los diputados se alistan para analizarla, los afiliados apoyan la opción de acceder, cada tres años, a dichos fondos.

Ayer, en la matriz del IESS, Miguel Sáenz, un obrero de 40 años, recordó que cuando se entregaba ese dinero, él lo empleaba en necesidades urgentes y que ahora hace falta.