No es dable permitir que se desbarate el andamiaje que sostiene normas de entendimiento universal, las que permiten a los humanos entendernos y comprendernos, sin importar el lugar donde nos encontremos. Las relaciones humanas, para que sean universales, tienen que cumplir con “diez mandamientos” que aseguran la vigencia de su misión, nos dice Xavier Arosemena Camacho, al enviarnos para los lectores de EL UNIVERSO, el texto que transcribo:

“1. Habla con las personas. Nada hay tan agradable y alentador como una palabra de salud cordial, particularmente ahora que tanto necesitamos de gestos amables. El saludo es una puerta que se abre y que permite iniciar una conversación; una amistad, quizá.

2. Sonríe a las personas. Recuerda que para mover la cabeza ponemos en acción 72 músculos, y que para sonreír nos basta con movilizar 14.

3. Llama a las personas por su nombre. Para casi todos, la música más suave es oír su propio nombre.
4. Sé amistoso y servicial. Si quieres tener amigos, sé amigo.

5. Sé cordial. Habla y actúa con toda sinceridad: todo lo que hagas hazlo con gusto.

6. Interésate sinceramente por los demás. Recuerda que sabes lo que sabes, pero no sabes lo que otros saben.

7. Sé generoso al elogiar y cauteloso al criticar. Los líderes elogian. Saben animar, dar confianza y elevar a los otros.

8. Aprende a captar los sentimientos de los demás. Hay tres ángulos en toda controversia: el tuyo, el del otro y el del que solo ve lo suyo con demasiada certeza.

9. Presta atención a la opinión de los otros. Tres son las actitudes de un auténtico líder: oír, aprender y saber elogiar.

10. Procura aportar los buenos servicios que puedes hacer:  lo que realmente vale en nuestra vida es lo que hacemos por los demás”.

Bellas mujeres en pos del título de Miss Universo se hallan ya en nuestro Ecuador; el acontecimiento no es trivial y tampoco trascendental, es una ocasión importante para que nuestro país remonte sus fronteras y globalice el conocimiento de nuestra existencia y de nuestras realidades.

Qué bien si los ecuatorianos tomamos en cuenta estos mandamientos de cortesía, de bondad, de buen trato y mejoramos nuestras relaciones humanas de manera permanente y nos convertimos en anfitriones clase A, hoy y más tarde, sacando a flote ese sentido de hospitalidad propio de nuestras mejores tradiciones.

El corto feriado que origina la conmemoración de nuestra independencia nos puede servir para conocer mejor nuestro Ecuador a fin de amarlo con mayor fuerza. Sierra, Costa, Oriente o Galápagos son destinos que involucran enormes satisfacciones. Si pueden hacerlo, si disponen de lo necesario para viajar, háganlo ahora, no dejen para más tarde, porque nadie está seguro que ese “más tarde” va a llegar.

El fin de semana, próximo pasado, estuve en Salinas. La playa invita a disfrutarla porque su sol abriga generosamente y quema con disimulo. Viento, sol, mar bravo, mar en calma, aves marinas, pescadores y gente alegre y optimista, conforman los elementos de un país que empieza a entender que somos ricos en biodiversidad y que estamos aprendiendo a divertirnos como “Dios manda”.