Los policías metropolitanos y las camionetas municipales, que antes del incidente del jueves pasado circulaban constantemente por los alrededores de algunos mercados de Guayaquil, rondan menos estos lugares, en relación a la frecuencia de la vigilancia que hacían hasta ese día. 

En las inmediaciones del Mercado de Artículos Varios, por ejemplo, en la cuadra de Juan Pío Montúfar entre Alcedo y Pedro Pablo Gómez, Luis Alvarría recorrió ayer tranquilo las veredas repletas de carapachos de televisores y ropa usada.

Aquella es su rutina desde hace cinco años para vender agua de coco. “Por el momento podemos trabajar y no andamos escondiéndonos como delincuentes”, comenta este vendedor ambulante.

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Ricardo Garvache, otro comerciante informal, afirma que desde el enfrentamiento ya no se ven muchos metropolitanos. “Esto debe seguir así. No hacemos ningún daño. Solo caminamos y ofrecemos nuestros productos”, dice este comerciante de jugo de tamarindo.

Entre los puestos de legumbres, carnes, frutas y artículos caseros asentados en las veredas de las avenidas Pedro Pablo Gómez, García Moreno, Ayacucho y Alcedo tampoco se ve a los municipales.

“Ya no se los ve desde la semana pasada. Ojalá que nos den espacio para trabajar”, asevera Vicente Guambocela, quien ayer vendió vasos con gaseosas en este sector.

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Tampoco se los vio ayer en la mañana en las esquinas que bordean el mercado Central, en Seis de Marzo y Diez de Agosto, en el centro. “Pasan por aquí pero no nos dicen nada. Solo tenemos que cuidar que los clientes no boten los vasos a la calle”, dice Domingo Chacaguasey, quien recorre las veredas  vendiendo colas desde hace un mes. “Perdí mi trabajo y no tengo otra opción”, dijo.

El director de la Policía Metropolitana, Eduardo Díaz, desmiente que los operativos se suspendieron. “Un grupo de 60 metropolitanos recorren la ciudad en cada turno”, manifiesta.