María Dolores Guerra, la esposa de Johnny Gómez Balda, comprobó ayer en la morgue de la Policía que dos de tres cadáveres que fueron rescatados, tiroteados y en estado de descomposición en la isla Santay, no correspondían al de su cónyuge, posible desaparecido desde el pasado 19 de noviembre que ocurrió el caso Fybeca.

Tensa y a punto de sufrir un desmayo estuvo Guerra, frente al frigorífico, cuando observó los dos cadáveres. El tercer cuerpo ya había sido reconocido. Era de nacionalidad colombiana, le dijeron.

Por la dentadura ninguno era Gómez, porque este usaba una prótesis de cuatro dientes superiores. Uno de los fallecidos no tenía los cuatro dientes porque se le habían desprendido, pero tenía dos tatuajes: uno en el hombro izquierdo (comando paracaidista) y un Divino Niño en el pecho. Gómez no tenía tatuajes. El otro cadáver tenía dentadura fija.

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Ayer Guerra, mediante escrito, impugnó como nula la instrucción fiscal seguida contra Érick Salinas y Sergio Gaibor, porque el fiscal Carlos Pérez Asencio solo actuó 17 días de los 90 que señala la ley, porque estuvo recusado.

Guerra hará hoy una nueva protesta, frente al Palacio de Justicia, por los seis meses de la supuesta desaparición.