La crisis energética que sufre Argentina y preocupa al gobierno y a las empresas captó la atención de algunos inversores de la región, que ven una oportunidad de negocios en las obras que proyecta el país para los próximos cinco años.
 
El empresario argentino Francisco de Narváez, que hasta último momento batalló por quedarse con la filial local de la cadena minorista Ahold, dijo este martes que está dispuesto a apostar su capital en el plan energético del gobierno, que incluye obras por 3.800 millones de dólares hasta el 2009, con fondos privados y estatales.
 
Las obras incluyen el tendido de líneas de alta tensión y gasoductos para reforzar el transporte de electricidad y gas, así como concluir una planta hidroeléctrica y otra nuclear.
 
"Yo no tengo ningún incoveniente en asociarme con el Estado (...) en tanto y en cuanto esas inversiones tengan un claro destino como es en este caso, en el que el gobierno está decidiendo una política nacional" de energía, dijo De Narváez a una radioemisora.
 
Argentina sufre una escasez de gas por la falta de inversiones en el sector de generación y transporte que, según las empresas, son el fruto de la crisis económica que vivió el país desde 1998 y por el congelamiento de las tarifas de servicios públicos que rige desde enero del 2002.
 
El presidente Néstor Kirchner ya debió recortar exportaciones de gas a Brasil y a Chile, comprar fuel oil venezolano para reemplazar el faltante de gas y también está modernizando un gasoducto que llega desde Bolivia para importar el insumo desde ese país.
 
La predisposición de De Narváez, que en la década de 1990 vendió su cadena de supermercados en cientos de millones de dólares y tras el fracaso de su operación con Ahold busca opciones de inversión, se suma a la del mexicano Carlos Slim.
 
El magnate de las telecomunicaciones de la región se reunió el lunes con Kirchner y el martes con el ministro de Economía, Roberto Lavagna.
 
Según fuentes del gobierno, Slim le manifestó al presidente su interés en invertir en proyectos energéticos como Yacyretá, la represa hidroeléctrica que Argentina y Paraguay construyeron sobre el Paraná y a la que le falta una inyección de 800 millones de dólares para completarse.
 
El gobierno está llamando a los inversores a través de la nueva empresa energética estatal, denominada Enarsa, que venderá un 35 por ciento de su capital en bolsas de comercio y planea asociarse con grupos privados para realizar las obras.
 
De Narvaez dijo que la condición para invertir en esos proyectos es que "haya una racionalidad empresaria. Es decir que tenga gestión profesional, que la empresa cotice en Bolsa y el Estado se reserve algunos derechos".
 
"En esas condiciones, por supuesto que me siento a la mesa y celebro que una persona del calibre de Carlos Slim también esté mirando la Argentina para venir y decir: señores y traigo mi capital en tanto y en cuanto las reglas sean claras", dijo De Narváez, y agregó que conoce de otros empresarios que también están buscando opciones de inversión en el sector.
 
La inversión en Argentina se paralizó por la crisis económica que sacudió al país desde 1998 y que explotó en el 2001, cuando una fuga de capitales del sistema financiero y una desaceleración constante de la economía dejaron a los bancos al borde de la quiebra y llevaron al gobierno a devaluar su moneda y declararse en cesación de pagos.
 
El año pasado, la economía se recuperó 8,7 por ciento tras haberse desplomado casi 11 por ciento en el 2002, en la que fue la peor caída en 100 años.
 
Para este año, el gobierno espera una recuperación del 5,5 por ciento, y según las autoridades, el inesperado ritmo de la recuperación de la economía fue el que elevó la demanda de energía por encima de la oferta que la actual infraestructura puede ofrecer.