De 14 brigadas del Ejército, 10 estarán comandadas por coroneles de la promoción del Presidente.

El presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, debe dar señales claras de que no va a haber favoritismo para sus ex compañeros de promoción militar, ahora que están por asumir los puestos operativos de las unidades del Ejército.

Esta observación es coincidente entre analistas políticos y expertos militares consultados por este Diario, sobre las implicaciones que traerá al Gobierno de que 20 coroneles ex compañeros de la promoción militar (1972) del mandatario, coronel Lucio Gutiérrez, dirijan las unidades operativas de las Fuerzas Armadas.

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De las catorce brigadas militares que tiene el Ejército, repartidas en el país, diez estarán bajo el mando de 20 coroneles de la misma promoción de Gutiérrez.

Según Alexei Páez, director de investigaciones del Centro Andino de Estudios Estratégicos, el hecho de que un Presidente de la República, elegido por votación popular, se encuentre como comandante en Jefe de sus compañeros de promoción militar, es un caso sin registro en la historia.

“La llegada de los coroneles de la promoción del Presidente no viola ningún estatuto. Pero en perspectiva da que pensar que esa promoción será favorecida con los generalatos; esa percepción existe en las FF.AA.”, dijo.

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Por eso Páez sostiene que si bien la entrega de mandos operativos a los coroneles de la generación del presidente Gutiérrez no es antirreglamentaria ni ilegal, sí da qué pensar que lo que preparan “es una promoción en masa de generales para llenar los agujeros que se dejan vaciados por parte del alto mando”.

Según la experta en temas militares y catedrática de la Universidad Católica, Bertha García, el hecho de que los ex compañeros del Presidente estén en puestos clave del Ejército es un tema delicado. “Gutiérrez con su insubordinación quebró toda la cadena de mandos de las FF.AA. y de la Fuerza Terrestre”.

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García aseguró que ese hecho fue el producto de una serie de acontecimientos que minaron el sistema de disciplina y profesionalización militar.

Añadió que tarde o temprano “nos tenía que llegar la promoción de la insubordinación del año 2000 en el mando militar y los ecuatorianos tenemos que pagar el precio de los daños”.

El coronel (r) Luis Hernández encuentra un problema en el tema. “En condiciones normales los coroneles no tienen ningún acceso al Presidente y decir que este acceso no se va a dar ahora sería irreal, porque ¿cómo voy a dejar de llevarme o por lo menos de comunicarme con un compañero con el que compartí profesional y familiarmente durante 20 años de carrera?”, se preguntó.

“El error estratégico del Presidente al colocar a militares activos en puestos públicos determinó una partidización en el Ejército; hay gente que le debe favores al Mandatario porque le mejoró sus ingresos económicos”, explicó.

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Pero Hernández dice que ahora Gutiérrez tiene que hacer lo posible por separar la amistad que significó 20 años de carrera militar del cumplimiento de su deber. Por tanto, tiene que alejarse de las actividades militares, “dejar que ellos se dediquen a sus tareas específicas y olvidarse de que en las FF.AA. tiene un respaldo en el caso de que se encuentre políticamente débil”.

Según Simón Jaramillo, miembro de Participación Ciudadana, “el tema que debe preocuparnos es que si los coroneles están o no preparados para una función de esa naturaleza; sería muy grave que en la práctica se dé una doble fidelidad: subordinación de tipo personal y también institucional hacia el orden civil”.