Antes solo formaban parte de las recetas de la abuela, pero ahora las bondades curativas de las hierbas constan en los libros de medicina natural, que buscan curar toda clase de males, sin necesidad de largos y costosos tratamientos médicos.

Así lo entiende Domitila Ruiz, de 75 años, quien cada mañana no olvida en su lista de mercado agregar la hierbaluisa, para preparársela a media tarde, en reemplazo de una taza de café.

El monte se utiliza como tranquilizante, para calmar los nervios, sostiene la menuda anciana, mientras regatea a 10 centavos el puñado de la hierba que colocó en su mano.

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“Es lo que más vendemos”, dice Juana Naula, quien junto con su hermana Tránsito llevan alrededor de 12 años vendiendo este producto en su local Nº 85 del mercado Central, en el centro de la ciudad.

Allí ella exhibe desde eucalipto, que es bueno para la tos, hasta la ruda, que   ayuda a regular la menstruación.

Las hierbas se venden cada una por separado, pero tienen su clasificación.

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Los nerviosos pueden calmar su ansiedad con la hierbaluisa, el toronjil y la manzanilla, que puede consumirse a cualquier hora del día.

El llantén, boldo y la cola de caballo sirven para los problemas del hígado; mientras que los dolores y las inflamaciones a los riñones se aplacan a punto de canchalagua, borraja, linaza y llantén, que se mezclan con la pelusa del choclo y se prepara una infusión, en dos litros de agua.

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Preparación
Procedentes de las provincias de la Sierra, Ambato y Riobamba, los montes medicinales se expenden de 10 a 25 centavos de dólar en los diversos mercados de Guayaquil. Solo en el Central se contabilizan diez puestos, cuyos propietarios únicamente viven de este negocio.

“Diariamente obtenemos una ganancia que va de 30 a 40 dólares”, indica Tránsito Naula, mientras riega sobre las hierbas algunas gotas de agua, para mantenerlas frescas y aptas para el consumo.

Según la vendedora, la gente tiene fe en estos montes, por eso es importante mantenerlos frescos y evitar que se quemen, pues luego no sirven.

Confiesa que muchas veces le ha tocado servir de médico, pues debe recetar una que otra hierba, según el mal que tenga el cliente.

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Así, también es muy requerida por las personas obesas, a quienes siempre recomienda la chuquiragua, que se la agrega en un recipiente con agua caliente, para luego ponerla a helar. Se la toma en lugar del agua normal y en 3 o 4 días se puede ver la diferencia.