Dieciocho familias decidieron que no podían quedarse en el lamento. No tienen luz, no tienen agua, pero sí un banco, un hospital y una tienda comunitarios.

Ecuchar hablar que en nuestro país hay un sector de la sociedad que progresa por su organización no es común; pero, en la comunidad La Laguna de Cube, ubicada a 22 km de Quinindé, se ha vuelto una forma de vida.

La jurisdicción la integran 18 familias de migrantes, que producto de la sequía que se dio en Manabí hace 22 años, se asentaron en territorio esmeraldeño.

Una guardarraya que se abre a seis kilómetros al noroeste de Quinindé, en la vía a Esmeraldas, es el acceso principal para llegar primero a la Comunidad de La Y de la Laguna, habitada por 35 familias; y luego, dos kilómetros más adentro, se encuentra la Laguna de Cube, que da nombre al poblado. Esta tiene un área de 112,67 hectáreas, de las cuales 21,41 constituyen el espejo de agua, el resto es pantanal donde viven caimanes.

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Las dos comunidades no tienen servicios básicos (electricidad o agua potable), pero su gente es de temple y se siente orgullosa de que gracias a su esfuerzo, que comenzó  hace cuatro años, cuentan con un banco, un hospital y una tienda. Tampoco se van a quedar ahí, ahora crearon la fundación El Kaimán, para poner en marcha un proyecto de ecoturismo.

Este grupo de campesinos vive de la producción de arroz, maíz, cacao, maní, maracuyá, queso y frutas tropicales, y ahora del turismo.

El puntal para lograr sus objetivos es la minga. Están organizados por comités, donde las mujeres juegan un papel importante.

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El proyecto de salud es el más avanzado, producto de donaciones y del trabajo de los habitantes. Es una casa de salud con autogestión y descentralizada, que brinda asistencia a 26 lugares aledaños.

La idea nació del médico voluntario alemán Martín Echardt, quien llegó a la zona hace tres años para brindar sus servicios. La comunidad organizó el comité campesino para la salud que inició la construcción del hospital; los fondos llegaron de Japón, y para la mano de obra cada familia entregó 50 días de trabajo.

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El nosocomio brinda atención diaria con un médico voluntario y un residente. Tiene un administrador y en pocas semanas más se incorporará una enfermera, cuyo adiestramiento lo paga la comunidad.

En ese lugar hay atención de maternidad, control prenatal y de infantes, servicio de laboratorio y erradicación de  enfermedades tropicales.

Para evitar la concentración de pacientes, el hospital maneja una red de vigilantes de salud donde participan los moradores, quienes están adiestrados para tomar muestras de sangre y valorar al paciente.

Las consultas tcuestan  1, 25 dólares y un examen de laboratorio, 0,35. Los partos son gratuitos. Los recursos que ingresan van a un fondo, que se invierten para el mantenimiento y  administración del centro hospitalario.

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Anualmente se atienden a 350 personas y en la población se ha podido controlar enfermedades como paludismo, fiebre amarilla, leishmaniasis y se busca erradicar la desnutrición infantil. Lo único que no se realiza en este hospital son cirugías, por falta de equipos, pero el comité de salud (que lo preside Lilia Menéndez)  piensa en un proyecto para incrementar el equipamiento de la casa de salud comunitaria.

Una fundación

Pero la acción de la comunidad no se queda ahí. Los moradores de La Laguna de Cube formaron hace un año la fundación El Kaimán, con el propósito de captar recursos externos para la conservación del humedal de la laguna, y además desarrollar un proyecto de ecoturismo, con la participación activa de las 18 familias que hay en el sector.

La laguna fue declarada por el Ecuador como humedal de importancia, de acuerdo con la Convención sobre Humedales de Ramsar.

Máximo Delgado, coordinador del proyecto, comenta que el plan incluye el desarrollo de actividades de ecoturismo y reforestación del bosque húmedo. La minga les permitió armar los viveros forestales, en los que aspiran incluir 400 plantas nativas.

Ya tienen dos cabañas para recibir a los turistas, pero ahora las están ampliando y mejorando. Allí, han recibido grupos de visitantes, principalmente extranjeros que llegan a admirar el bosque húmedo.