¡Es el colmo!, quieren (porque así se les ocurre) en la ciudadela Los Ceibos privatizar las calles que son lugares públicos e impedir el paso de vehículos livianos.

Si este argumento se convalida, las familias de la  calle Rumichaca, por ejemplo, podrán decir –a lo mejor ahí sí con derecho– que no quieren buses que circulen por esa vía porque les afecta el humo y el ruido; o los habitantes de Urdesa cerrar el paso a Miraflores.

La Municipalidad  explicó que la solución de la doble vía en los doce metros iniciales de la calle Héctor Romero, de Los Ceibos, es temporal hasta que se amplíe la Avenida del Bombero y se mejore el flujo vehicular en su intersección con la avenida Carrera Calvo.

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Un estudio de la Escuela Politécnica del Litoral coincide con este criterio, pero el deseo de privatizar las calles de Los Ceibos no desaparece.

Los residentes de las urbanizaciones aledañas a Los Ceibos no queremos causar problemas, y pedimos que se aceleren los planes de trabajo en la Avenida del Bombero, pero nos negamos a renunciar a nuestro derecho de circular por las vías públicas.

Fernando Cabeza Durand
Guayaquil
Soy morador de Los Ceibos  hace más de treinta años. Esta urbanización se la construyó hace unos 35 años, cuando no se pensaba en tener ciudadelas cerradas; no había los niveles actuales de delincuencia, ni más ciudadelas en los alrededores.

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Con el tiempo se crearon nuevas áreas residenciales abiertas como Los Olivos, Girasoles...,  pero que hoy son cerradas, no se puede pasar por estas para ir a otros sitios, pues la inseguridad justifica estas medidas.

Ninguna de esas ciudadelas sufre el impacto del tráfico voluminoso ni de alta velocidad que tenemos en Los Ceibos, causado  por choferes que no residen ahí. Lo único que queremos es que no se usen las vías como autopistas para acceder a otras urbanizaciones.

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En el ingreso por la calle Primera, el inmueble en donde se encuentran una droguería y un banco es parte de nuestra zona, y tenemos derecho a utilizarlo como entrada o salida, pero debería ser cerrado para que solo sirva de estacionamiento a quienes van a esos establecimientos.

No tenemos inconveniente que la calle Octava sea únicamente de salida. La entrada por la rampa antitécnica hecha al pie de una farmacia debería ser exclusiva para quienes accedemos a Los Ceibos; así lo indica el letrero que colocaron las autoridades de tránsito, antes de llegar a dicho acceso.

Tampoco es justo que se  construyera en la ampliación de la avenida Martha de Roldós (vía a Daule) un carril que desemboca en Los Ceibos, usando una calle de zona residencial para la circulación de carros pesados cuyos choferes no respetan la velocidad ni tranquilidad que merecemos. El ingreso a la farmacia debe ser cerrado, así como el de la avenida Martha de Roldós.

Los moradores de la calle Primera (Héctor Romero) soportan el tráfico diario de los automotores que van a los colegios y salen a través de Los Ceibos, creando una situación alarmante con peligro de accidentes.

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Gonzalo E. Pereira Martínez
Guayaquil