Los econofinancistas que tienen empleo dentro del gobierno del presidente Gutiérrez han encendido la pólvora usando como detonante la mezcla del déficit del presupuesto nacional con los millones de dólares que tiene el IESS para beneficio de sus afiliados, que han debido ser utilizados en beneficio de una economía productiva para sus legítimos aportantes: patronos y trabajadores.

Se trata de arriba de unos cuatrocientos millones de dólares. Están graciosamente depositados en el BCE sin producir rendimiento, por lo menos para el propietario de ellos: el IESS, ¿Ingenuidad, picardía, ignorancia de prácticas financieras?... Se pretende ahora pasarle esta misma suma al Ministerio de Economía y Finanzas, ¿también graciosamente?

Alrededor de la aparente simplista operación no se informa al público los antecedentes y las consecuencias económico-financieras. De momento el dinero aparece empantanado en el BCE. ¿Cuánto ha influido este dinero en las utilidades del Banco? ¿Cómo se muestra este pasivo sin costo financiero en el balance y en el flujo de fondos del IESS?

De darse el caso que el tal dinero se use para recompra de bonos de deuda, por la parte local se generaría dinero inflacionario; y por la parte externa ¿de dónde saldrán los dólares si la balanza de pagos está exhausta? ¿O es que hay algún intríngulis, que podría servir para algún escándalo posterior?

De las noticias que se publican –porque no hay otra fuente– se podría especular mucho. 1. ¿Se ha realizado una auditoría independiente de la situación financiera del IESS?; de ser así, ¿cuál es el comentario de los auditores respecto a la improductividad de este dinero? 2. Un gerente financiero que conoce su responsabilidad sabe, ante todo, que no debe existir dinero ocioso, desocupado o sin destino específico. ¿Adonde han ido a parar los millones: en sueldos, en afanes políticos, en desfalcos, en desventuradas y graciosas operaciones o contratos de medianoche, etcétera? 3. Los más importantes propósitos del IESS son proporcionar a sus afiliados programas de asistencia económica, salud y jubilación.
Como esto no ha ocurrido cuantitativa y cualitativamente, se podría llamar la actitud del Directorio y funcionarios directamente responsables en los términos que antes expresé. ¿Podría también el no uso de este dinero ser llamado “malversación”?

Se clama todos los días que en el país hacen falta capitales. Hay prueba de que los tenemos. ¿Cuántas empresas podrían estar funcionando con eficacia si hubieran leyes y decisiones políticas sabias en beneficio del desarrollo del país?

El IESS tiene que ser transformado. Igual que todo, absolutamente todo, ha envejecido: cada vez que se ha querido hacer algo nuevo se ha maquillado al viejo modelo, sin que desaparezcan sus seniles arrugas. La liposucción no bastaría porque los tumores están en todas las áreas. Algunos de los cargos importantes ya no deben estar ocupados por quienes, en su tiempo, talvez fueron eficientes; ni tampoco deben ser premio para políticos de segunda fila. Con una administración desorientada de su principal misión, este elefante blanco está carcomido por ineficacia, y por la idea peregrina que la tiene hasta el más modesto de los porteros, que es una institución de beneficencia o refugio para jubilados que esperan todos los días en las esquinas circundantes, el pago de sus pensiones que el IESS les da sabor a limosna. Dádiva con el propio dinero de los afiliados.