Como ecuatoriano me lleno de amargura al enterarme por la prensa, día a día, del desenvolvimiento de la administración de mi país.

Incapacidad, ineptitud se revela en ciertos funcionarios que a lo largo de la democracia prometen cambiar la pobreza, injusticia, etcétera; sin embargo, muchos políticos corruptos solo ven su porvenir.

¿Cómo es posible que no se pueda enrrumbar el camino hacia una eficiente administración y prestación de servicios de los entes públicos?

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Lo único que interesa es nombrar familiares en puestos burocráticos e instituciones del Estado, que luego serán grandes empresarios e inversionistas de los bancos.

Otro desconcierto es Pacifictel, que se llena la boca al decir que “saneará” la administración cobrando a los deudores.

Freddy O. Naranjo
Nueva York, EE.UU.

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Al ver cómo el Gobierno se debate junto al precipicio, vale recordar al ex presidente Jamil Mahuad, quien en su discurso de posesión, el de las siete armonías, nos hizo desplazar como por una alfombra mágica de las mil y una noches, al país de las maravillas de Alicia.

Tiempo después el actual presidente, Lucio Gutiérrez, lo desalojaba del poder sustentado por las poderosas razones que convirtieron a Mahuad en uno de los peores gobernantes del Ecuador, cuya ministra de Economía cumplía a rajatabla el pago de la deuda externa, que con las artificiosas jugadas de los banqueros prófugos, obligaba al Estado a efectuar cuantiosas emisiones inorgánicas, lo que presionaba al dólar a subir de valor haciendo que nuestra moneda se devalúe en forma estrepitosa, para finalmente llegar a la dolarización de hoy, perdiendo soberanía.

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Aunque parezca mentira, fue esa dolarización lo que permitió que nuestra población siga comiendo; de no haberse dado esta incomprendida y urgente medida favorable, la situación hubiera sido gravísima. Todavía creo que no estamos a salvo, dado que el país necesita aumentar producciones y exportaciones para sostener la dolarización; pues tiene que impedirse la huida de divisas, y debe operarse una disminución en el costo de los productos nacionales, mejorando su calidad.

Dentro de todo este panorama, los gobernantes no hacen nada, y cuando se dice que el país se cae a pedazos, se hacen los ofendidos, piden explicaciones; pero no se dan cuenta que el pueblo se muere de hambre, la delincuencia aumenta, la producción no funciona, los créditos para viviendas del IESS son una farsa, la corrupción está peor que nunca, los créditos no existen y los que hay son para consumo suntuario con alto costo financiero, la industria y la gente está con los brazos cruzados, parada, obligándosela a emigrar, y la pobreza e indigencia se incrementan.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. La realidad está a la vista.

Ing. Howard A. Pine L.
Guayaquil
Nos parecemos a un escenario en el que los actores nos presentan una obra que emociona e ilusiona, porque impactan nuestro deseos y esperanzas.

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Pero ese teatro cada vez tiene menos espectadores, ya que no convence el último acto en el que firman lo imposible. “El papel aguanta todo”, dicen por lo general los que se sienten engañados. ¿Por qué no se convierte en realidad lo escrito en estos? Estamos cansados de tantas promesas.

Han pasado muchos años en los que se han tomado decisiones para querer solucionar los sufrimientos de la humanidad. En diferentes continentes y ciudades, presidentes y cancilleres se reúnen, prometen erradicar la pobreza, el hambre; mejorar la educación, la salud; terminar con la violencia, el terrorismo; procurar el entendimiento entre los pueblos para conseguir la paz mundial, etcétera.

Pero esas intenciones han terminado en el fracaso. Ahora, hay quienes quieren colonizar la Luna y Marte, cuando los problemas de la Tierra están cada día peor.

Estoy convenciéndome que las cosas del espíritu son las que pueden solucionar los desatinos que cometemos con el cuerpo. En la Biblia encontramos una frase que nos pone a pensar: “No es dado al hombre dirigir sus pasos”.

Lcdo. Enrique Arteaga G.
Guayaquil
¡Tengo miedo a “los sapos”, “los vivos”! Miedo miedo a la maldad, a la pobreza, al Congreso, a la ignorancia y atraso causados por la ambición de unos.

Tengo miedo del futuro de este pueblo ecuatoriano inocente y tan desprotegido.

Piedad Borja de Carbo
Guayaquil
Yo no sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero causa tanto estrés, desconcierto, angustia leer las noticias de periódicos, oir las informaciones de televisión, y darnos cuenta que el panorama político, económico y social de nuestro país cada día está peor.

Pero al mismo tiempo escucho en la televisión y leo en los diarios a tanta gente, tantos analistas dar soluciones a nuestros problemas; gente que no es del Gobierno, pero que da luces.

Entonces, ¿por qué no se utilizan esos conocimientos, experiencias, ideas? Creo que lo que hace más grande a una persona es ser humilde, y que buscar y pedir ayuda no es un pecado, sino acción de sabios; así también es de sabios rectificar, por el bienestar de una nación.

El apoyo para gobernar se debe buscar en la ciudadanía, no en cuarteles. No debe politizarse a las Fuerzas Armadas, ni hay que presionarlas para que esté de nuestro bando o del contrario, porque su papel es otro. Lo que se logra es que la ciudadanía se ponga en contra de ella e incluso hasta que los militares se pongan los unos contra los otros.

Con mucho orgullo puedo decir que durante mi año de medicina rural que la realicé en la base de la Fuerza Aérea de Salinas, hace muchos años, conocí gente honesta, leal, de  principios, esforzada, capaz y preparada para sus funciones.

Dra. Marcela Yépez Intriago
Guayaquil
Tal vez suene a broma la siguiente proposición de realizar una evaluación psicológica antes y durante el ejercicio de poder, sobre la personalidad, a los presidente elegidos porque los hechos así lo justifican en los últimos años.

Ex mandatarios refugiados en el exterior se dedicaron a todo menos, a gobernar; que perdieron las oportunidades que les brindó el pueblo.

Ex mandatarios que ahora son profesores de Harvard u otras universidades, que dejaron a un lado las perspectivas de estadistas frente los retos del país y terminaron destrozándolo.

Otros gobiernan con parientes, amigos; un día dicen una cosa y mañana rectifican, o en vez de hacer por lo menos lo que enseña el sentido común, hace todo lo contrario.

Como corolario de esas gestiones: la desconfianza del pueblo.

Lo cierto es que muchos que han gobernado se han olvidado de la sensatez, y del pueblo. Moraleja: ¡No nos equivoquemos la próxima vez!

Omar Jijón Guerrero
Guayaquil

“Cuando las autoridades pierden la vergüenza el pueblo pierde el respeto”.

Todo discurso opositor debe contener propuesta s y hay que luchar para que un Presidente las implemente.

Cada uno de quienes vivimos en Ecuador debemos aportar para hacer de este, un país donde se respeten los derechos fundamentales. Hemos recibido una patria caótica; dejemos como herencia una que esté bien organizada.

Un presidente de la República es el único responsable de las falencias en su Gobierno, y debe aprender a escuchar y  hacerse respetar, pero solo lo logrará demostrando que quiere mejorar la condición de vida de la población.

No tenemos una política agropecuaria y nos ufanamos de ser un país eminentemente agrícola; no basta dar créditos. No se cumple la entrega de la concesión para la generación y distribución de energía eléctrica en Guayaquil, y estamos en serio peligro de que colapse la distribución de energía en nuestra ciudad, lo cual sería catastrófico para todo el país.

En la Agencia de Garantía de Depósitos trabajan empleados de la administración anterior que fue cesada; y lo que es peor, no se ha anulado el contrato que suscribió la anterior gerenta, pese a que la Contraloría General del Estado ha señalado que es ilegal, pero hace unos días se realizó otro pago por dicho contrato.

Nicolás Brito Grandes
Guayaquil