Allá, en Iraq, se continúa una macabra lucha por el poder.

Desde siempre  la humanidad se ha visto sumergida en su misma maldad. En sus inicios no había conciencia, por lo tanto, tampoco maldad. Luego, hubo conciencia, pero no conocimiento, entonces actuaban como animales sin ser como tales, comiendo sus propios cadáveres y hasta sus mismos vivos para poder subsistir; sin embargo, no había maldad.

Después, ya no solo hubo conciencia sino conocimiento y sabemos cómo actuaban, cómo mataban sin piedad en las más espantosas e inimaginables formas. Detrás de cada actitud hay un motivo y este era el poder de recursos. ¿Había maldad?  Creo que no, esa era su ley.

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Ahora, cuando no solo tenemos conciencia, conocimiento sino preparación; ahora que vivimos en un mundo lleno de tecnología cada vez mas avanzada, no solo que hay maldad sino que es elaborada y se la disfruta. ¿El motivo? El poder de los recursos. Son las bombas, sus armas; su horrible maldad. Así, unos destrozan ilusiones, familias, países.

La maldad no escucha al bien. No es con maldad como se termina el mal; no es haciendo daño como se obtienen las cosas; no es terminando vidas como se hace justicia.

Dolores E. Castillo Figueroa
Manta

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Es palpable que los países del continente americano y de casi todo el mundo, carecen de líderes demócratas, pues unos, al ser candidatos a las presidencias, llenan sus discursos de utopías y como grandes demagogos mienten miserablemente a sus pueblos con cantos de sirena.

El mundo necesita urgentemente verdaderos estadistas que piensen en lugar de macroeconomía, en educación, salud, trabajo y en cientos de problemas para erradicar enfermedades, analfabetismo, desempleo, prostitución, delincuencia y demás miserias.

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Por el bien común y la tranquilidad mundial, las grandes y pequeñas naciones necesitan demócratas que basen sus políticas internacionales en respetar las diferencias ideológicas, religiosas y culturales de los demás países para sensibilizar a los ciudadanos del mundo, que la única forma de desarrollarse y progresar, es estando en paz.

No a las guerras religiosas, a las  guerras por petróleo, al terrorismo de Estado, a la persecución política.

Que no se encadene la libertad, ni se violen los derechos ni se transforme a Guantánamo en una prisión fascista, ni cárceles en jaulas hitlerianas, en Kosovo. Que la solidaridad, ¡y especialmente la libertad!, no queden en una simple estatua.

Luis Fernando Meza Cruz
Guayaquil
¡Levántate pueblo iraquí!  Nombra por elección a quien te dirija, pues toda una nación no puede ser terrorista.

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Demuestren con su unión que son un pueblo que merece también dignidad y respeto.

Q.F. Pilar Díaz Arica
Guayaquil