Ciertos programas de gobierno, municipales o privados que desarrollan viviendas de interés social, se asientan desordenadamente y consumen vastas extensiones de suelo agrícola, destruyendo el ecosistema.

Ofertan especies de “cajones” de 36 m2 de deficitaria construcción, como única opción al usuario quien al momento de habitar ahí, se siente incómodo. Igual ocurre con algunas urbanizaciones abiertas o cerradas que desarrollan viviendas de tipo unifamiliar, donde se desperdicia el espacio aéreo que es un multiplicador de soluciones habitacionales.

Los rubros generales de viviendas por costos de suelo, relleno, vías, redes de infraestructura etcétera, deberían ser funcional y técnicamente, al costo de vivienda desarrollada en forma vertical; o sea, edificios de departamentos o condominios, como propuestas que logran ventajas (ahorro de suelo, solución habitacional y sicológica, calidad constructiva,  contribución al ornato...).

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El Municipio de Guayaquil publicó el 26 de marzo del 2003, “La Ordenanza que Reforma la Ordenanza Sustitutiva de Edificaciones y Construcciones del Cantón”, que en sus condicionantes de diseño limita la construcción en vertical o edificio. Eso preocupa por el bajo porcentaje de área que existe para construir, a partir de los Coeficientes de Ocupación y Uso de Suelo.

No hay capacidad para dinamizar el déficit habitacional, ante el alto porcentaje de crecimiento poblacional y migratorio, sin que crezca más y desordenadamente, el área metropolitana.

Arq. Johnny Sampedro Coba
Guayaquil