Hace pocos días la prensa mundial se hizo eco de una declaración del papa Juan Pablo II, quien rechazó considerar al ser humano como un “vegetal”.

Los académicos han creado la expresión “estado vegetativo” para referirse a una situación de salud de las personas y la Iglesia Católica la ha aceptado y utiliza, pero por eso no puede colegirse que el ser humano, en esas circunstancias, es un vegetal.

En marzo último se celebró en Roma el Congreso internacional ‘Tratamientos de mantenimiento vital y estado vegetativo,  avances científicos y dilemas éticos’.

Concluido y luego de meditar el discurso del Santo Padre a los congresistas, publicado en L’Osservatore Romano el 26 de marzo del 2004, la Federación Mundial de Asociaciones de Médicos Católicos y la Academia Pontificia Para la Vida elaboraron un documento que puede leerse en la edición del 23 de abril, del  mismo periódico, cuya página web es www.vatican.va/news_services/or/home_spa.html.

Se trata de un pronunciamiento esclarecedor y tranquilizante dirigido “a los agentes sanitarios y a la sociedad entera”. Contiene catorce  reflexiones sobre problemas científicos y éticos, que bien haríamos en conocer y comentar. Resumo algunas:

– El estado vegetativo es una situación en que la persona no tiene capacidad de respuesta y está caracterizada, entre otras cosas,  por un estado de vigilia, alternancia de ciclos de sueño y vigilia, ausencia aparente de conciencia del sí y del ambiente circunstante, faltas de respuestas de comportamiento a estímulos, mantenimiento de funciones autonómicas y otras cerebrales.

– Debe distinguirse de la muerte encefálica, del coma, del síndrome –locked in– y del estado de conciencia mínima.

– Por general el paciente no necesita ayuda técnica para mantener sus funciones vitales.

– No es un enfermo terminal, pues su situación puede prolongarse por periodos indeterminados, incluso muy largos, y también recuperarse.

– Su diagnóstico es eminentemente clínico.

– Las técnicas modernas han permitido documentar la persistencia de algunas funciones corticales y respuesta a algunos tipos de estímulos, entre ellos el dolor.

– Ningún método de investigación puede actualmente predecir si se recuperará o no.
– Al paciente, como ser humano, aunque esté en estado vegetativo, hay que respetarle sus derechos fundamentales, el primero de los cuales es a la vida y a la tutela de la salud.

– No se lo debe estimar una “carga” para la sociedad sino como un desafío para la realización de nuevos y mejores modelos de asistencia sanitaria y de solidaridad social.

Como puede deducirse, si al enfermo en estado vegetativo se lo considerara un vegetal ya no sería ser humano y, por lo tanto, se lo podría eliminar sin remordimiento.

¿Debe la Iglesia Católica, por intermedio de sus representantes y de sus seglares comprometidos, continuar informándonos  y formándonos sobre temas tan delicados  y actuales como el tratado? ¿Sería tan amable en darme su opinión?