La frenética búsqueda por parte de las tropas de Israel de restos de los seis soldados israelíes muertos este martes, en una emboscada en Gaza, y el anuncio de Hamás de que tienen en su poder miembros de los fallecidos, abre de nuevo el capítulo de los cadáveres judíos como pieza de negociación.
 
Las autoridades militares de Israel aseguraron este martes que no negociarán con Hamás, aunque el grupo tenga en su poder partes de los cadáveres de los seis soldados muertos en una explosión en el barrio de Zeitun, en la ciudad de Gaza.
 
Los grupos armados palestinos, Hamás y la Yihad Islámica, aseguran tener trozos de los cadáveres de los seis soldados israelíes que murieron al volar el vehículo militar, que iba cargado con 100 kilos de dinamita, y que además topó con una bomba con 50 kilos de explosivos en Zeitun.
 
Los grupos palestinos, conscientes del valor de los restos humanos de los judíos, acaban de advertir a Israel de que están dispuestos a negociar, según los analistas, la probable liberación de prisioneros palestinos a cambio de la entrega de parte de los cadáveres.
 
El primer ministro israelí, Ariel Sharón, que se reúne esta tarde con su Gabinete de Seguridad, tendrá la última palabra sobre la compleja situación, en la que la tradición judía cuenta con un peso más que notable.
 
La organización de judíos ultraortodoxos Zaka, que se dedica a la recogida del más mínimo resto humano cuando los palestinos perpetran un atentado en tierra israelí, no sólo responde a puras cuestiones humanitarias.
 
Para los judíos, la mayor maldición de sus vidas consiste en no ser enterrado con todos sus miembros y por lo tanto, no estar preparado adecuadamente para la resurrección "al final de los tiempos", cuando llegue el Mesías.
 
"Al igual que había que conservar la memoria del nombre (Proverbios 10-7) así la preservación de los huesos conservaba una seguridad de la permanencia del ser cuando faltaba la vida".
 
"De ahí, el miedo a no recibir sepultura y el crimen de la violación de las tumbas" (Ezequiel 29-5).
 
Por ello, para los judíos la resurrección consiste en una reanimación del cuerpo que retome las actividades terrestres, sin que falten los elementos de los que gozaba en su vida anterior.
 
La resurrección es pues el símbolo de la restauración del hombre y de la de Israel.
 
De ahí se explican episodios en Oriente Medio como el intercambio entre Israel y el grupo libanés Hizbulá de los cadáveres de tres soldados israelíes y de un traficante con vida, Elhanan Tenenbaum, por 36 prisioneros árabes, los cadáveres de 59 guerrilleros libaneses y la liberación de 400 reclusos palestinos el 29 de enero de 2004.
 
Un intercambio que fue interpretado como una mala negociación de Israel por la escasez de lo recibido.
 
Lo mismo ocurre con el ir y venir en las negociaciones con Hizbulá para conocer la suerte del piloto israelí Ron Arad, del que recientemente enviaron unos huesos que no le pertenecían.
 
Son capítulos de la vida del Estado de Israel, en el que el judaísmo más ortodoxo forma parte integral de su esencia.