En medio de una alerta máxima de seguridad y de reportes sobre hechos esporádicos de violencia, los filipinos acudieron este lunes a las urnas, en unos comicios que confrontan a la presidenta actual con un ex actor de cine. 
 
Las últimas encuestas antes de las elecciones mostraban que la presidenta Gloria Macapagal Arroyo tenía ventaja sobre Fernando Poe hijo, pero señalaban también que hasta una cuarta parte de los 43 millones de votantes en el país estaba indecisa. 
 
Una serie de tiroteos y ataques con granadas mató a nueve personas antes de los comicios, dijeron funcionarios. 
 
En las horas anteriores a los comicios, hubo reportes de secuestros, un incendio y varias infracciones a las leyes electorales. 
 
Casi 230.000 policías y soldados fueron emplazados para proteger los puestos de votación, en un país con antecedentes de violencia electoral, donde operan además grupos insurgentes. 
 
Sin embargo, no surgió información de hechos graves de violencia durante la votación. Algunos votantes se quejaron de que no pudieron depositar su voto debido a que su nombre no aparecía en el padrón. 
 
Cuando las urnas fueron cerradas, después de ocho horas de votación, algunos distritos reportaron que había aún muchas personas que formaban largas filas para sufragar. 
 
Los filipinos también eligieron vicepresidente, diputados, senadores y jefes de los gobiernos locales. 
 
Dado que los votos serán contados manualmente, los funcionarios electorales advirtieron que podría pasar un mes antes de que los resultados finales sean anunciados. Una firma planea presentar los resultados de una encuesta a boca de urna el martes. 
 
"Nuestro futuro como un país libre depende de esta elección", declaró ante la prensa Arroyo, después de depositar su sufragio. 
 
Poe votó más temprano, en medio de una multitud de periodistas, quienes le preguntaron sobre los datos de las encuestas que lo ponen en desventaja. 
 
"Ahora depende del pueblo hacer su elección", dijo. 
 
El gobierno de Arroyo y el equipo de Poe se han acusado mutuamente de planear acciones para alterar los resultados electorales, ya sea mediante fraude o actos violentos.