Un informe de la Organización Mundial de la Salud alerta de la presencia de una tuberculosis resistente en nuestro país. Ecuador es el único de América Latina amenazado con este problema.
Ecuador es el único país de América Latina afectado por la tuberculosis resistente: el 6,6% de quienes padecen esa enfermedad reportan resistencia a los medicamentos tradicionales, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se divulgó en marzo pasado.
La tuberculosis tiende a fortalecerse frente a los fármacos por la falta o abandono de los tratamientos, por eventuales efectos colaterales, la combinación de esta enfermedad con el sida o porque los pacientes con cepas de bacterias multirresistentes las propagan en el ambiente por medio de la tos y gotas de saliva.
Cuando en un país se registra una resistencia primaria (la cual se presenta cuando el paciente nunca ha tomado medicamentos antituberculosos) que excede del 4%, “es imperativo efectuar pruebas de sensibilidad para estar seguros de que los medicamentos administrados son efectivos”, indica Jeannete Zurita, jefa del Servicio de Microbiología del Hospital Vozandes de Quito.
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Por eso, la especialista considera clave que las políticas nacionales para el control de esta enfermedad articulen mecanismos para determinar los casos de resistencia primaria del mal. La secundaria se presenta cuando el paciente ya fue diagnosticado y recibió el tratamiento pero lo abandonó.
“Las tasas de resistencia a los medicamentos reflejan directamente la calidad de las políticas de salud”, afirma Richard Douce, jefe del Servicio de Infectología del Hospital Vozandes. A mediados de la década del 80, en el Hospital de Shell, según cuenta este investigador, se le realizó cultivo a cada paciente afectado de tuberculosis con o sin tratamiento.
Los resultados fueron alarmantes: de 135 cepas sin tratamiento previo, el 14% tenía resistencia a isoniazida, el 8% a rifampicina y el 8% a ambas drogas, las que se consideran pilares en el manejo de la enfermedad. “Quisiera que estas cifras no fueran verdad, pero lo cierto es que estamos frente a una tuberculosis multirresistente que crece cada vez más”, refiere Douce.
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El Hospital Vozandes, el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, en Guayaquil, y el Hospital Vozandes-Shell, de Pastaza, son los únicos centros en el país con infraestructura para efectuar pruebas de sensibilidad e identificar qué medicinas son efectivas en el tratamiento de determinadas cepas de bacterias.
El laboratorio del Hospital Vozandes participa en un proyecto internacional denominado “Mejorar el diagnóstico y detectar la resistencia a las drogas en control de tuberculosis en América Latina. El método BAAR (Bacilo Alcohol Ácido Resistente), que consiste en tomar una muestra de las secreciones respiratorias y someterla a la acción de colorantes y decolorantes, no es eficaz para detectar la sensibilidad de la cepa, en la tuberculosis resistente que va en aumento.
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Dentro de ese proyecto, se ensayan nuevos métodos de cultivo de la bacteria, como el de la capa delgada, el MGIT y el Kudoh. Estos intentan reemplazar al tradicional método de Lowenstein Jensen, cuyo medio de cultivo es a base de yemas de huevo donde se inocula (siembra) la muestra para que la bacteria se reproduzca al cabo de seis a ocho semanas.
“El objetivo es encontrar el método idóneo, tener un diagnóstico más rápido y saber si la cepa muestra resistencia para no medicar drogas que sean ineficaces”, dice Zurita. En Ecuador la tuberculosis aqueja a 83 pacientes por cada 100 mil habitantes.
Sin embargo, en ciertas poblaciones rurales, como Zumbahua (en Cotopaxi), el mal tiene una incidencia de 150 enfermos por cada 100 mil habitantes. Zurita alerta que cualquier persona puede contagiarse (ponerse en contacto con la bacteria) con este tipo de cepa de bacterias multirresistentes: “Mientras viaja en un bus urbano o está en un local con poca ventilación y donde hay aglomeración de personas”.
Métodos Ensayados para un rápido diagnóstico
*El procedimiento de la capa delgada consiste en sembrar la muestra en un medio especial que permite el crecimiento de la bacteria en cuatro días. La siguiente fase del proyecto es ensayar pruebas de sensibilidad en capa delgada.
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*El método MGIT utiliza fluorescencia para detectar el crecimiento del agente de esta enfermedad (Mycobacterium o bacilo de Koch) en un caldo de cultivo (medio líquido). La recuperación de la bacteria es entre 19 a 42 días y las pruebas de sensibilidad, en diez días más.
*El Kudoh se ha probado con éxito en el diagnóstico de la tuberculosis en zonas rurales, donde no existen laboratorios equipados con centrífugas ni aparatos sofisticados. Este método consiste en recoger la parte más purulenta del esputo, someterla a la acción de hidróxido para eliminar otros microorganismos y dejar libre a la bacteria causante de la enfermedad. Una vez que la bacteria crece se la puede referir a un centro para las pruebas de sensibilidad.