La realidad de: pobreza, hambre, delincuencia (inseguridad ciudadana), paros, migración en aumento, corrupción institucionalizada y desempleo; es consecuencia de una mala política económica, que pone en peligro la democracia. Así lo demuestra el estudio ‘La democracia en América Latina’, elaborado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual concluye que casi la mitad de los latinoamericanos cambiarían la democracia por un pedazo de pan.

Nuestras autoridades dedicadas a cambiar la imagen de malos pagadores (de deuda externa) y a dejar abierto el camino a un peligroso endeudamiento agresivo más caro (Brady por Globales), dejaron a un lado el motor de la economía: la productividad, que es la  única manera de sacar de la pobreza a un país.

Miguel Farra
Guayaquil

Publicidad