Entre las frases lapidarias de quien fue doctor Carlos Julio Arosemena M., se encuentra: “Estamos dejando chiquito a Uganda”.

Era la época del sanguinario dictador africano Idi Amín, que asombraba al mundo por la forma bárbara en que sometía al pueblo ugandés, y que los que creía enemigos, se los comía. A su vez, en nuestro Ecuador, sin mayores rigores contra las libertades consagradas, proliferaban los “actos demenciales”, como también sentenció el doctor Arosemena, y que nos hacían caer en un folclorismo pintoresco, pero incivilizado y deprimente.

Hoy existen sobradas razones para actualizar esas frases. Basta ver y oír barbaridades a pretexto de que un gobierno es regular o malo, sin importar la suerte de los doce millones de ecuatorianos y arriesgar la estabilidad, credibilidad e inversión que genera trabajo.

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No se debe tolerar que irresponsables que actúan protervamente por sus intereses mezquinos, declaren que se puede desestabilizar la democracia a pesar de los eventos mundiales de Miss Universo y la Asamblea de la OEA, que se realizarán por primera vez en Ecuador. Algunos han de soñar con el “Bogotazo”, mientras que la pesadilla se la dejan al pueblo que, ante el desprestigio internacional, sufrirá cada vez mayores males.

Arturo V. Zambrano Carrasco
Guayaquil