Hace cuatro años, cuando estuvo en Guayaquil, como técnico de la selección de Imbabura, categoría Sub 16, que participaba en un campeonato nacional amateur, varios aficionados lo reconocieron y se acercaron a saludarlo.

Era Fausto Mauricio Flaco Argüello Navarro, –nacido el 26 de noviembre de 1962 en Ibarra–, quien en 1985 y 1989 fue uno de los goleadores de Barcelona.

Cuatro campeonatos y un vicecampeonato nacional, Copa Libertadores y varias selecciones nacionales quedan como un recuerdo de sus éxitos del fútbol.

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Lamentablemente, las seis operaciones que le realizaron en toda su carrera deportiva afectaron su vida y le restaron más años en el profesionalismo. El 5 de marzo de 1987 fue el día más amargo para el Flaco Argüello. En un partido amistoso en el que la selección ecuatoriana jugó con Cuba sufrió la lesión más grave y su rodilla izquierda terminó casi destrozada. “Con una exitosa intervención del doctor Ramón Barredo logre superar el mal momento”, relata.

Él dice que sus mejores años fueron en Barcelona, donde logró tres títulos, en 1985, 1987 y 1989. En 1990 regresó a Liga quiteña  y alcanzó su cuarta corona. En 1982, con 19 años, fue convocado a la Tricolor que dirigía Ernesto Guerra.

Dejó la actividad a los 31 años (1993). Ahora busca y forma  talentos en la escuela de fútbol de la Prefectura de Imbabura,  en la que trabaja desde el 2001.

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Toda su familia es hincha de Barcelona. Los fines de semana se reúnen para ver a su equipo en un televisor de 14 pulgadas que conserva porque lo adquirió con su primer sueldo, de 300.000 sucres, que cobró en Barcelona.

Tiene esperanza que su hijo Mauricio Sebastián (12 años) siga su ejemplo. “A pesar que él (hijo) se desempeña como arquero, la intención es que a futuro sea marcador izquierdo”, manifiesta.

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